Cuarta parte
Capítulo 7
Anais despertó con una extraña idea, y un dolor
d cabeza horrible.
Se sentó en la cama y observó alrededor, aún
era de día. Caminó hacia la ventana y observó que recién estaba amaneciendo.
Sí
que he dormido, pensó.
Luego se movió al baño y al verse en un espejo
hizo una mueca. Su nariz estaba hinchada y morada, como rayos ninguno de los
dos le dijo que parecía un payaso. Suspiró y se lavó la cara.
—La puerta se apaga luego de que traen una
mujer inconsciente —murmuró y observó el agua en sus manos —la puerta se apaga
luego de que alguien inconsciente las atraviesa, alguien que no quiere estar
aquí, todavía.
Se enderezo de un golpe y se mareo.
—Una mujer inconsciente —soltó, luego arrugó su
frente —pero eso es muy obvio.
Se alejó del baño y fue a su ropero para
cambiarse. Como alguien no iba a notar que solo pasaba en esos momentos, no
podía ser. Y si era.
Ella observó a todos lados, tenía que averiguar
eso.
Bajo rápidamente las escaleras, se detuvo en la
sala al ver a Jeremy dormido sobre el sofá, aún usaba la ropa del día anterior.
Sí que debía estar cansado, pensó.
Luego subió al segundo piso y llegó a la habitación de Gabriel, él estaba echado
sobre su cama, igual de dormido que Jeremy.
Hizo une mueca y bajó a la cocina, se detuvo al
ver por la ventana. Alguien había estado limpiando su laboratorio, abrió y
cerró la boca al saber quiénes habían sido. Y por el estado en que estaban parecía
que habían pasado todo el día limpiándola.
Ella observó el piso mientras sentía que los
ojos se le llenaban de lágrimas.
Solo paramecio allí unos segundo hasta que supo
que debía hablar con Fara. Tomó su teléfono y salió de la casa para hablar.
—¿Si? —preguntó la mujer enseguida.
—Hola —saludo Anais.
—Hola, ¿qué pasa? —Anais arrugó su frente al
oír su tono cansado.
—¿Estas en el laboratorio?
—Sí, trabajo desde temprano, ¿por qué?
—Te tengo una pregunta.
—Anais —le dijo ella como si quisiera
apresurarla.
—Espera, solo es un minuto —tomó aire—dime, la
puerta solo se apaga cuando los soldados ingresan con una mujer inconsciente,
cierto.
—Sí.
—¿Qué pasa cuando ellos la atraviesan solos?
—Nada, sigue funcionando.
—Alguna vez ha pasado una mujer despierta a
través de ellas.
—Sí, a donde quieres llegar.
—Creo que las puertas se apagan cuando alguien
incontinente las atraviesa, es como si no les gustara que hicieran eso.
—Anais, la puerta es una máquina, no un ser, no
le gusta o le disgusta nada.
Ella volteo sus ojos.
—Se eso, pero aquí, en este mundo, cualquier
cosa me parce posible —en verdad lo creía.
Ambas se quedaron calladas hasta que Fara soltó
como si nada.
—Tendríamos que probar esa teoría.
Se emocionó enseguida.
—Me gustaría ver eso.
—Puedo hacerlo ahora, por qué no vienes —ella
dudó y observó la casa.
—¿Debe ser justo ahora? —preguntó.
—Lo haré estés o no presente, es cosa tuya —como
sintió que iba a colgar la detuvo.
—No, está bien —tomó aire al saber que iba a
hacer algo malo —voy para allá, espérame.
—Bien —Fara colgó.
Anais volvió a tomar aire y regresó a la casa
en completo silencio. Observó a Jeremy dormido profundamente y dudó. Podía
despertarlo, lo sabía, pero si lo hacia él no la dejaría salir, y era lo mismo
con Gabriel.
—Lo siento —le susurró —pero debo hacer esto.
Ella tomó un papel y luego de dejar una nota
explicando donde iba y lo que iba a hacer salió de la casa, subió a un
automóvil y partió, solo luego de intentar de todo para encenderlo.
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