viernes, 14 de marzo de 2014

La pasión de Anais. Segunda parte, Capítulo 6.



Segunda parte
Capítulo 6

Anais observó el teléfono en sus manos y luego a Jeremy.
—¿Solo debo decir su nombre y esto la llamara?
—Nombre y apellido, pero ya tiene registrado el número de todas tus amigas —lo vio tomar un escobillón y comenzar a limpiar la sala.
Ella creía que Jeremy hacia eso cada vez que estaba aburrido, sino sabía que hacer simplemente se ponía a limpiar, no podía estar quieto más de unos segundos.
—Bien, estaré en mi habitación.
—Claro —dijo él y le sonrió.
Ya allí ella se sentó en la cama y observó sus notas, listas para su plan. Luego llamó a Bárbara, la que primero había llegado a ese mundo.
—Sí —contestó una voz ronca.
—Eh —dijo ella enseguida —puedo hablar con Bárbara.
—¿Quién habla?

—Soy Anais, una amiga.
—Ah, yo sé quién eres, espera un segundo.
Lo hizo, y unos segundos después ella se puso al teléfono.
—Anais —la llamó sorprendida.
—Oye —saludo sonriendo—, ¿Cómo has estado?
—Bien y tú, hace semanas que no sé nada de ti.
—Estoy bien —dijo enseguida —te llamaba para pedirte un favor.
—Claro, ¿qué necesitas?
Ella se sonrojó al pensar en lo que le iba a pedir.
—Es que… —se limpió la garganta —necesito unos libros.
—Ok, sobre qué.
—Son unos que no tengo —agregó innecesariamente.
—Ya veo —Bárbara esperó unos segundos antes de hablar—, ¿por qué crees que yo pueda tenerlos?
—No sé si tú los tienes pero quizás puedas conseguirlos.
—En ese caso tú también podrías.
—No —soltó enseguida —es que no deseo que nadie se entere de eso.
—Que nadie se entere de eso en tu casa querrás decir.
—Sí —susurró.
—Bien, dime que libros y tratare de conseguírtelos.
Tomó aire.
—Sobre sexo —susurró.
—¿Qué? —preguntó Bárbara.
—Sobre sexo—dijo con más fuerza.
—Lo siento, no te escucho, sobre qué.
—¡Sexo! —gruñó Anais y al oír a Bárbara reír volteo sus ojos —no es gracioso.
—Si lo es —dijo ella y tomó aire para relajarse —bien, ahora respóndeme algo.
—¿Qué? —arrugó su frente.
—Este tema, en qué dirección debo buscar.
—¿Qué quieres decir?
—Es simple, me estas preguntando esto porque estas haciendo una investigación y necesitas material de consulta, o por un tema personal y lo que necesitas es una guía.
Anais arrugó su frente unos segundos.
—De los dos —confesó —es una investigación que estoy llevando dentro de mi vida personal.
Bárbara se quedó callada unos segundos.
—Solo necesito una guía en esto.
—Quieres que te consiga el Kama Sutra —Anais jadeo y Bárbara volvió a reírse, y no solo eso, ella escuchó a alguien reír al otra lado del teléfono y a un hombre preguntar qué demonios era el Kama Sutra.
—Bárbara —se quejó avergonzada.
—Bien, lo siento, es importante para ti.
—Sí —susurró.
—Espera un minuto.
Anais miró sus notas y esperó, cuando Bárbara hablo observó por la ventana.
—Ahora estoy sola así que hablemos de esto tranquilamente.
No dijo nada.
—¿Quieres seducir a tus asignados?
—Sí.
—¿Cuantos son?
—Dos.
—Primero debes decirles la verdad.
—¿Qué verdad? —preguntó aunque sabía a lo que se refería.
—Ni siquiera voy a comentar eso, y voy a conseguirte lo que quieres, creo que solo me tomara unos días.
—Gracias —sonrió.
—Puedo darte un consejo.
—Si te digo que no me escucharías.
—No —dijo ella.
—Adelante —sonrió.
—La primera vez hazlo con ambos —ella se congeló —es importante en tu caso, mucho, y ambos se sentirán mejor si lo haces de esa forma. No elijas a uno sobre el otro para tu primera vez.
Anais tomó un lápiz y agrego ese dato a su plan.
—Entendido —dijo como si estuviera recibiendo importantes consejos.
—Y otra cosa, ningún libro te ayudara a hacer esto.
—¿Qué? —soltó confundida —¿por qué?
—Porque no es algo que se planee de esa forma, debe realizarse de forma natural, seguir su propio ritmo. Los libros te ayudaran para después, para tener más ideas, ayudar a la imaginación pero nada más. Anais debes confiar en ti y el ellos. Ambos sabrán guiarte.
—No me gusta hacer algo sin saber cómo terminará.
Ella suspiró.
—No pienses en esto como un experimento, por lo menos no la primera vez.
Suspiró.
—Mira, piénsalo y cuando tenga lo que me pediste toma una decisión.
—Ok.
Luego de despedirse Anais tomó sus notas y escribió lo que Bárbara le había dicho, creando otro cuadrado para indicar que había otra posibilidad. Anotó dejarse llevar en él y suspiró.

—Veamos —murmuró. A ver como salía todo esto.

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