jueves, 14 de agosto de 2014

La fantasía de Leslie. Cuarta parte, Capitulo 8.


Cuarta parte
Capitulo 8
Días después.
Leslie tenía una serie de recuerdos en su mente. Ella sentía que alguien se había metido en su cerebro para cortarlos y dejar solo parte de ellos allí. Podía recordar despertar en una cama de hospital sin que nadie estuviera a su alrededor. Podía recordar el dolor en su vientre y el vendaje allí. Podía recordar al médico que la reviso en una ocasión. Incluso recordaba a sus amigas a su alrededor, hablando muy bajito entre ellas, como si creyeran que no las oía.
 —No puedo creer que no confiara en nosotras —había murmurado Anais.
—Estoy muy molesta con ella y contigo —habló Bárbara.
Había oído a Jenna suspirar.
—Era su secreto, no el mío —esta se quejó.
—Aun así —había soltado Bárbara y Anais.
—Basta —las calló Jenna —dejen esto para después, ahora lo importante es que despierte.
—Supieron que Alex le rompió la nariz a Brian ­—dijo Anais un segundo después.
¿Quién es Brian?, pensó Leslie.

—Se lo merece —murmuró Bárbara.
—Tú no debiste decirle al asignado de Leslie lo que su hermano había dicho —soltó Jenna.
—Tenía que saberlo —se había quejado ella—, además por mucho que hubiera sido un soldado infiltrado en ese lugar, él fue malvado, cruel, se merecía más que una nariz rota.
Luego de eso se perdió el resto de la conversación.
Cuando por fin despertó Leslie observó alrededor de la habitación. Suspiro al ver que estaba otra vez en un hospital y se quejó luego de moverse. Levantó la sabana para observar la venda en su vientre. Gimió y la cubrió otra vez.
Una hora después ya había sido revisada por un médico muy joven, ahora observaba las noticias, a Yerie hablar sobre la captura de los rebeldes, sobre el plan que habían usado los soldados para atraparlos. Ella se fijó en su mandíbula tensa, las ojeras bajo sus ojos que no habían logrado ocultar, incluso en que tendida a observar algo en algún punto cerca de la cámara.
Ella se recostó en la cama y suspiró. Cuanto tendría que esperar allí para que fueran por ella. Solo quería ir a casa, a su cama, deseaba dormir y despertar por el calor, porque Yerie y Alex la están abrazando. Los echaba tanto de menos, que le sorprendía. Era como si le faltaran partes en su corazón, y en su estómago, incluso le dolía eso aunque no tuviera nada.
Lo único que deseaba era estar ceca de ambos para no pensar. No quería recordar lo que ese hombre le había dicho, su rechazo, no quería auto compadecerse otra vez. Ya había tenido mucho de eso en su vida, demasiado.
Horas después un suave golpe la hizo salir de su letargo y sus pensamientos sombríos.
—Adelante —dijo y se sentó al ver a Bárbara ingresar. Estaba más limpia y con color en su rosto.
—¿Les, cómo estás? —preguntó ella y se acercó para abrasarla, suspiró contra ella.
—Bien, solo un poco cansada de estar aquí.
—¿Bien? —soltó su amiga y la miró —casi tengo a mi hijo cuando te vi herida en el suelo, no estás bien.
Leslie se encogió de hombros.
—Lo siento —Bárbara negó enseguida.
—No te disculpes, no fue tu culpa.
Su amiga apuntó su vientre.
—Nos dijeron que habían tenido que operar para sacar la bala —Leslie asintió.
—Sí, me lo dijeron, aunque parece que se entretuvieron más allí, me muevo y duele —ambas sonrieron un poco.
Leslie se limpió la garganta.
—Sabes cómo están mis asignados.
Su amiga alzo ambas cejas.
—Mm, bueno, lo último que supe es que estaban muy ocupados, uno de ellos, el medico…
—Alex —dijo enseguida, ella asintió.
—Ha estado trabajando con otros médicos con los heridos, hubo muchos —asintió—, el otro sigue informando a todos sobre lo que pasa —apuntó la televisión.
—No deben tener tiempo para venir a verme —murmuró más para ella que para Bárbara.
—No —soltó su amiga enseguida —no pienses así, ellos estuvieron aquí con nosotras todos los días que estuviste inconsciente, se nos informó que hoy despertarías así que deben estar por venir.
Leslie abrió y cerró la boca, luego asintió.
—Leslie —dijo su amiga —ellos te aman, no dudes de eso.
La miró sorprendida enseguida. No pudo decir nada y Bárbara sonrió ante su mutismo.
—Yo sé lo que te digo.
Ella suspiró un segundo después.
—Solo quiero irme a casa.
—¿Qué casa? —preguntó ella de repente.
—Con mis asignados —respondió un poco confundida.
Ella sonrió y se sentó a su lado.
—Y tú, ¿cómo estás?
—Yo bien en verdad —le sonrió y apunto fuera con un movimiento de cabeza —no tengo mucho tiempo, me esperan afuera.
—¿Tus hombres? —ella asintió.
—Los cinco, me quieren en casa —sonrío al decirlo.
—Eso está bien —murmuró ella.
—¿Cómo te sientes con ellos, tu asignados?
La miró sin saber a qué se refería.
—Con esto de Brian —continuó ella, arrugó su frente —mm, es el hermano de Alex.
—Ah —dijo ella —no lo sé, no he pensado en eso.
—No todos son como él Leslie, bueno, ese hombre solo me demostró que no todos aquí son perfectos como creía pero por suerte es uno entre mil —Bárbara le sonrió y tocó su brazo —piensa que tuviste suerte de no tenerlo de asignados.
—Fue porque él no quiso —tragó —me rechazo por no…
—Eso solo demuestra que no valía la pena tenerlo cerca, pienso en los otros dos, ellos si aceptaron.
Para estar juntos, pensó sombríamente.
—¿No los amas? —dijo su amiga, sorprendiéndola de repente.
Leslie arrugó su frente.
—Yo…no…
—¿No? —dijo su amigas.
—Quiero decir sí.
—¿Sí? —ella esperó.
—No lo sé.
—Sí lo sabes —dijo Bárbara —solo dímelo, no se lo diré a nadie.
—Es que…—suspiró —los conozco tan poco.
—Tienes el resto de tu vida para conocerlos Leslie —ella negó con su cabeza y se levantó. —Mira, piensa en esto, no es necesario que me respondas —Leslie asintió. —¿Te preocupas por ellos? —, pensó —¿Te gusta estar con ellos? —, volvió a pensar —¿Echas de menos a uno cuando se va a trabajar? —, suspiró —¿Te aterra la idea de no verlos jamás? —hizo una mueca —y peor —ella se acercó un poco —¿cómo te sentirías si uno de ellos estuviera con otra mujer?
Jadeo.
—Eso jamás pasara —dijo molesta. Bárbara sonrío.
—Sí, ahora ya se la respuesta, y tu igual.
—Sí —susurró. Porque sí se preocupaba por ellos, sí los echaba de menos, sí le aterraba la idea de no verlos más, y amaba estar con ambos o uno solo, y se moriría de celos si algunos de ellos se atreviera aunque sea una sola vez a ver a otro  mujer. Solo que… volvía a tener dudas, miedo.
Ahora sabía que los amaba, que quería que los tres fueran una familia. Los quería a ambos cerca de ella para siempre. Pero y si ellos no, Alex y Yerie se amaban entre sí, pero ¿y a ella?
Suspiró. Bárbara se despidió de ella y la dejó sola.
—Los amo, pero tengo miedo —murmuró a nadie.
Volvió a mirar la televisión. Ahora pensando en que hacer para que saber que sentían ellos por ella, en verdad, y si tenía suerte, hacer por fin esa famosa y nombrada unión.

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