Cuarta parte
Capitulo 7
Las cuatro mujeres se alejaron de
Mat cuando él se acercó más de cinco metros. Jenna puso a Bárbara tras ella
como si nada, y Leslie se detuvo delante de las tres, no sabía si porque odiaba
en verdad a ese hombre o por el miedo que sentía por sus amigas.
Mat las observó a las cuatro
divertido y luego a tres hombres que ingresaron en la habitación tras él. El
más alto tenía el cabello negro, los que seguían el cabello castaño y rubio.
Parecían solados con mucha experiencia. Pero era el de cabello negro quien se
le hacía conocido, familiar, tenía ojos oscuros, casi negros. No podía recordar
a quien se parecía tanto.
Un segundo después los tres
hicieron una línea frente a ellas, esperando. Escuchó a Anais tomar aire un
segundo pero no la miró.
—Miren lo que tenemos aquí, mis
chicas preferidas —Leslie apretó la mandíbula —aunque no están como me
gustaría—. Él observó a Bárbara que palideció enseguida.
—¿Qué es esto? —preguntó ella —una
estúpida venganza.
—Probablemente —gruñó Jenna—son los
suficientemente estúpidos para algo así.
Mat la miró y sonrió, luego a los
hombres.
—Se los dijes, tendrán que ser
rudos con ellas, hay que quitarles algunas costumbres.
Leslie observó a Jenna un segundo,
quien la miró y arrugó su frente.
—¿Entonces ellas serán? —dijo uno
de los hombre, el de cabello negro. La miró fijamente antes de examinarla de
pies a cabeza.
—Sí —dijo Mat—, elijan la que
quieran y llévensela.
Todas se tensaron. Los hombres las
observaron.
—¿Qué pasara con la embarazada?
—preguntó el de cabello rubio como si nada.
—Ella es mía, ya arreglaré ese
problema luego
—¿Qué? —jadeo Bárbara.
Jenna empujó a su amiga tras ella
por completo.
—Tú —el de cabello negro la miró a
los ojos—, ven aquí —Leslie no se movió —no me hagas ir por ti, te aseguro que
no te gustaría.
Ella tragó y miró a sus amigas
antes de caminar un poco hacia delante.
El hombre se movió y caminó a su
alrededor, examinándola como si fuera un mueble, decidiendo si valía la pena.
—Me quedaré con esta —soltó luego
de unos segundos.
Mat lo observo enseguida antes de
fijarse en ella.
—No entiendo para que alguien
podría quererla—. El hombre de cabello negro lo miró.
—No la quiero para ser padre —soltó
como si nada, Leslie se estremeció ante la frialdad de sus palabras. Cuando una
mano se posó en su espalda observo un segundo
a Jenna quien miraba a los hombres, suspiró.
De sus amigas solo Jenna sabía sobre
su pasado, su amiga había sido demasiado inteligente para ocultarle con
supuestos viajes de negocios y demás. Ella podía recordar todas las veces que
la acompañó cuando cayó al hospital por su ex marido, todas las veces que
discutió con ella por eso, o lloro en su compañía. Y siempre le había
agradecido que estuviera a su lado y que no se lo contará a las demás. Incluso
de la vez que estuvo muy grave en el hospital por culpa de ese hombre, cuando
en esa ocasión le dijeron que ya no podría ser madre, que su útero no estaba en
condiciones de resistir un embarazo.
Leslie trago y dejo de pensar en el
pasado, ahora tenía un serio problema que no solo la afectaba a ella, si no a
sus amigas, y a los asignados de cada una de ellas. Un segundo después alzo el
rostro y observo a los hombres delante de ellas, intentando pensar en un plan.
—Yo con la de cabello rojo —dijo el
de cabello castaño, con cierto aburrimiento.
Él rubio suspiró.
—Entonces yo la otra —Leslie apretó
la mandíbula—, que la envíen a mi habitación después, ahora tengo cosas que
hacer.
Con eso él se giró y salió de la
habitación.
Leslie regresó con sus amigas
apenas pudo, sobre todo al sentir que Jenna la jalaba hacia atrás. El hombre de
cabello negro alzo una ceja al verlas alejarse pero no dijo nada.
—Me voy, vendré por ella luego
—dijo el de cabello castaño antes de salir. El de cabello negro solo se acercó
a Mat para hablar.
—¿Mataron a sus asignados?
Él negó con su cabeza.
—No, me sirven vivos, ya sabes—.
Mat sonrió como si nada y ella se estremeció.
—Entonces hablaré con ellos, se
quiénes son sus asignados—. Él las miro a todas —y lo que pueden hacer por
nosotros si quieren que sigan vivas.
Mat asintió y miró a Bárbara.
Qué, pensó ella, así como
así. Iba ser entregada a un hombre como si fuera una cosa, ni siquiera quería
imaginar lo que él haría con ella. Pero lo que era peor, ni siquiera podía
imaginar no volver a ver a Alex ni Yerie. No volver a oír la palabra hermosa.
No ver a Alex cocinar. No estar con ambos, entre los dos. No, pensó, no voy a permitir
esto.
Armándose de valor ella decidió
hablar, debían ganar tiempo, salir de allí, solo que no sabía cómo o cuando.
—¿Cómo lo saben? —ambos hombres la
miraron enseguida —¿Cómo saben que yo no puedo tener hijos? ¿Quién se los dijo?
Leslie ignoró el jadeo de Bárbara y
Anais tras ella, estaba segura que luego de esto tendría que explicar muchas
cosas a sus amigas.
El hombre de cabello negro
respondió.
—A los hombres que debieron haber
sido asignados a ti se les informó sobre eso.
—Pero —soltó Anais ¬—si ustedes lo
saben quieren decir que uno de ellos se los dijo.
Mat volteo los ojos.
—Bastante obvio —él se alejó como
si el asunto le aburriera.
—¿Quién? —preguntó Leslie, no pudo
evitar que su voz temblara. Ella solo tenía dos asignados, no podía creer que
uno de ellos fuera un traidor, ella no quería pensar en eso siquiera.
—Yo —soltó el hombre de cabello
negro.
Leslie abrió su boca sorprendida,
Jenna soltó una grosería en contra del hombre y tanto como Anais y Bárbara
jadearon.
—Tú no eres mi asignado —dijo
Leslie, allí cayó en cuenta —pero fuiste uno de los que no quisieron serlo
—susurró
—Sí —contestó él —se me preguntó y
al saber de tu… condición, me negué.
—Eres un maldito hijo de…—comenzó a
decir Jenna, Leslie la miró y ella guardo silencio, volvió a observar al
hombre.
—Entonces no te fue suficiente
rechazarme por el hecho de que no puedo tener hijo, además te encargaste de que
todo el mundo se enterara.
—No, también fue porque no tenía
deseos de estar cerca de tus asignados —él hizo una mueca despectiva.
Ella arrugó su frente. Mat soltó un
bufido.
—Uno de ellos no es tu hermano
—Leslie jadeo y lo miró enseguida, él parecía molesto con eso.
—Lo es, para mi vergüenza.
Leslie abrió la boca sorprendida y
lo observó de pies a cabeza.
No puede ser, pensó.
—Tu eres hermano de Alex —el hombre
alzo una ceja.
—Lo soy.
Ella no podía dar crédito a sus
palabras.
—Cómo…—se calló, había querido
preguntar cómo era posible eso, pero no tenía sentido, el parecido era evidente, pero solo en lo físico, porque
Alex jamás la había observado como ese hombre lo hacía, con tal desprecio y
aburrimiento.
Ella dio un paso hacia atrás sin
saber que decir, o pensar. Nunca se había sentido tan mal como ese momento, y
no solo por ella.
—Pobre —murmuró Bárbara, todos la
miraron —tener un hermano así.
Leslie se estremeció al oírla y
abrió la boca para discutir con ella. Bárbara la miró.
—Siento un poco de lastima por tu
asignado —ella observó un segundo al hombre —tener un hermano así debe ser
horrible.
Leslie suspiró al oírla y casi
sonrió agradecida. Por un segundo había pensado…
—No es interesante —dijo él —mi
hermanito y su amante asignados a una mujer que no sirve.
Leslie cerro los ojos y abrazo su
cuerpo.
—No lo escuches Leslie —dijo Anais,
la miró —es bastante obvio lo que pretende hacer. Si lo escuchas él ganará, no
lo escuches.
—Es lo único que se les ocurre —se
burló Jenna —esta es la idea más brillante del mundo —soltó con ironía
—secuestrar a un grupo de mujeres para manipular a algunos hombres, aunque esto
parece más una venganza estúpida.
Leslie observó a Mat quien alzó una ceja.
—Ellos no caerán en eso —dijo Anais
—probablemente justo ahora nos estén buscando, ustedes no podrá…
—¿Y creen que no lo esperó? —él
sonrió con malicia —tengo cuentas que aclarar con algunos de ellos así que sí,
espero y quiero que las busquen… bueno, a la mayoría, porque piénsenlo, quien
gastaría su tiempo en buscar a una mujer como tú —Mat la miró y ella apretó la
mandíbula.
Todas sus amigas jadearon tras
ella, Leslie solo observó a Mat, fijamente.
—Puede que por ellas sus asignados
intenten algo, rescatarlas, pero por ti —él se encogió de hombros como si no
fuera nada —no, eso no sucederá, pero por lo menos servirás para otras cosas
—Mat miró al hombre de cabello negro un segundo —luego el decidirá que pasara
contigo.
Leslie sabía que sus palabras no
deberían afectarle de esa forma, pero le era imposible, era como si abrieran
una vieja herida, y ella creía que cada vez que esa herida estaba cerrada algo
volvió a abrirla, de una forma más dolorosa.
—Les —susurró Jenna a su lado, no
pudo mirarla. —No lo escuches.
Es difícil, pensó ella.
Al final solo lo observó y se cruzó
de brazos, intentando parecer indiferente. Por lo menos fingiría que sus
palabras no hacían mella en su corazón.
—Y tú crees que nosotras vamos a
ayudarles, que solo nos quedaremos aquí trasquilas —soltó Bárbara, Leslie
suspiró y casi sonrió al oírla.
Mat la miró y alzó una ceja.
—Yo en tu condición no diría mucho
—dijo Mat.
—Y es por mi condición que digo
esto —soltó ella—, si pensaste por un segundo que nos verías asustadas,
llorando en el piso, te equivocaste—. Bárbara di un paso hacia adelante.
—Arruinamos tus planas antes, podemos hacerlo ahora.
Mat apretó la mandíbula y se alejó
del hombre.
—Y qué harán —dio otro paso hacia
ellas —aprovechar un momento de descuido, arrastrarse por las cloacas, correr
por el bosque —él apuntó el vientre de Bárbara —tú no llegarías muy lejos, y
esta será la última vez que se verán. Es mejor que vayan despidiéndose.
—Idiota —escupió molesta Leslie —te
seguro que nosotras saldremos de aquí y tú regresaras a prisión —ella dio un
paso hacia él, sus manos temblaban a sus lados —y cuando eso pase veremos quién
tenía razón.
Mat se movió hacia ella y alzó la
mano, Leslie cerró los ojos para recibir el golpe. Solo que el no llego a
tocarla, la habitación se estremeció con fuerza antes de que él siquiera se
acercara. Polvo cayó del techo, como si hubiera soportado un fuerte impacto.
—Qué está pasando —gritó Mat y
antes de que llegara a la puerta esta se abrió.
Las cuatro mujeres gritaron cuando
el hombre de cabello negro le disparo a otros que intentaron ingresar a la
habitación. Leslie empujo hacia atrás a sus amigas quienes cubrieron a Bárbara.
Todo lo que siguió Leslie lo sintió
como si fuera en cámara lenta.
Observó primero los hombres heridos
caer a piso mientras gritaban, luego el hermano de Alex volvió a dispararse a
los que siguieron detrás. Un segundo después observa a Mat quien miraba a
hombre con los ojos muy abiertos, lleno de incredulidad.
Cuando Mat las observo a las cuatro
más que molesto, con un odio intenso, saco un arma de su espalda y les apunto.
Leslie no lo pensó, un segundo
había estado enfrente de su amigas, al siguiente estaba frente a Mat, pelando
con él por el arma, con esta entre los dos. Mat alzó su mano y la golpeo en el
rostro arrojándola al suelo. Ella se giró enseguida y allí lo oyó, luego lo
sintió.
La bala ingresó en su vientre con
fuerza, por un segundo no fue capaz de sentir nada, al siguiente el dolor la
sorprendió y se observó enseguida. La mancha roja sobre el vestido comenzó a
crecer con rapidez.
Levanto la cabeza para observar a
Mat apuntar a sus amigas, no llego a respirar. Volvió a sorprenderse cuando le
dispararon a él.
Mat se tambaleo hacia un lado y con
un gritó se giró para apuntar a quien les había disparado. Ella también
observó, el hermano de Alex era quien le apuntaba y luego de que este le
gritara que bajara el arma volvió a disparar. No tuvo que ver para saber que él
lo había matado, la determinación del hombre se lo dijeron enseguida. Un
segundo después él la miró, arrugó su frente y se giró para salir de la
habitación con rapidez.
Ella miró a su alrededor cuando la
tocaron, estaba rodeada de sus amigas, que gritaban y lloraban sin control.
Leslie solo se recostó en el suelo, mas cansada que antes y sintiendo que su
cuerpo se enfriaba.
Lo último que pensó antes de
desmayarse era en que solo deseaba regresar a su hogar, y no el que había
tenido una vez en la tierra.
No hay comentarios:
Publicar un comentario