Cuarta parte
Capitulo 5
Leslie se congeló y casi dejó de
respirar cuando oyó pasos que se acercaban. Unos segundos después dos hombres comenzaron
a hablar.
—Esta es la casa —dijo el primero.
Ella se agazapo aún más contra el
rincón y cerró los ojos.
—¿Crees que este dentro? —dijo el
segundo hombre.
—Lo más probable, pero no estará
sola. Nos dijo que quería a las cuatro mujeres vivas —murmuró el primero—, hay
que abrir estas persianas y revisar. Dame la tarjeta.
—Bien, toma.
Leslie prestó atención enseguida
ante la mención de una tarjeta, luego, cuando oyó las persianas levantarse,
saltó suavemente ante el ruido y se obligó a no moverse. Solo cuando los pasos
se alejaron se movió por el borde de la piscina hasta el hueco por donde había ingresado.
Observó por allí hacia la casa y dudó. No sabía si debía salir de allí e ir a pedir
ayuda, o quedarse y esperar. Pero, Yerie estaba allí, podrían hacerle daño, lo
mejor era buscar a alguien.
Ella se congeló cuando oyó un
estruendo proveniente de la casa. Llevó una mano sobre su boca cuando los dos
hombres salieron de la casa arrastrando a Yerie. Lo lanzaron contra el suelo ya
fuera pero este logró afirmarse antes de caer. Yerie miró en todas direcciones,
buscándola. Al ver su rostro y la sangre en su labio y ceja se sintió enferma.
—De rodillas —uno de los hombres
gritó.
Yerie apretó la mandíbula y se giró
para verlo.
—De rodillas he dicho —el hombre se
acercó y lo golpeo en el estómago. Yerie tosió y aunque observo al hombre uno
segundo terminó por obedecer, luego levantó sus manos y las puso tras su
cabeza.
—¿Dónde está? —preguntó el otro
hombre con más calma.
Yerie soltó un bufido, nada más.
El segundo hombre se acercó a él y
gruñó.
—La encontraremos si o si, contigo
vivo o muerto, ¿dónde está?
Leslie se estremeció y observó
fijamente la cabeza de Yerie, no podía ver su rostro.
—En verdad creen que se los diré.
Volvieron a golpearlo, Yerie cayó
sobre sus manos en el suelo.
—Y en verdad crees que nos interesa
mantenerte vivo. Revisaremos la casa, los alrededores, ella aparecerá antes o
después, quizás después muerta en el bosque, pero aparecerá.
Yerie se levantó enseguida al
oírlo.
—Y acaso que ustedes la encuentren
es mejor que eso —escupió Yerie, Leslie volvió a estremecer —crees que no sé lo
que le hacen a las mujeres, como las tratan.
Uno de los hombre arrugó su frente,
él otro sonrió como si nada.
—Hay millones de ellas en la
tierra, crees que por una que incluso tendría que compartir cambiaria eso, el
poder decidir: cuando, como y con quien.
Leslie lo miró incrédula, Yerie
soltó un bufido y el otro hombre solo mantuvo su expresión neutral.
—Pues a eso se limitara tu vida,
pasaras el resto de ella vacío —el hombre se alejó de Yerie —sí, te acostaras
con varias mujeres, cuando quieras, pero no serás más que eso, más que un
momento, nada más.
—Debemos irnos —dijo el otro hombre
—hay que encontrarla, probablemente los demás ya atraparon a las otras tres—. Yerie
y ella lo miraron un segundo.
—Bien, última oportunidad —dijo el
primer hombre—, o nos dices dónde está, o te matamos aquí y ahora. O mejor —él
sonrió con maldad —si sales de tu escondite mujer, lo dejaré vivir.
Leslie cerró los ojos con fuerza.
—Ella no… —Yerie guardo silencio al
ser golpeado de nuevo.
—Silencio —gruñó el hombre —es
simple, vives si ella aparece, mueres si no.
—Prefiero morir —escupió con rabia
Yerie.
El hombre suspiró y alzó el arma.
—Tu vida —dijo y se encogió de
hombros.
Al ver que de verdad iba a matarlo
Leslie jadeo. Todos se tensaron al oírla y ella se quejó. Un segundo después salió
de la piscina con más dificultad que con la cual entró.
No fue capaz de mirar a los ojos a
Yerie. Sabía que él habría preferido morir que permitir eso. Ella solo observó
a los dos hombres, erguida y tensa. Los miró de la misma forma que miraba a
algunas chicas antes de modelar. Diciéndoles que ella era claramente mejor.
—Aquí estas —dijo el primero
hombre, sonrió.
—Vámonos —dijo el segundo, la
apuntó y luego le indicó que caminara delante.
—No —jadeo Yerie y allí lo miró.
Solo logró ver sus ojos unos segundos antes de que lo golpearan con fuerza en
la cabeza. Él cayó inconsciente enseguida.
Leslie gritó al verlo y quiso
llegar a él, pero al ver que el hombre le apuntaba con su arma se congeló.
—Dijiste que no lo matarías —jadeo
contendiendo las ganas de llorar.
—Y no lo haré —él alzo una ceja
—compórtate y seguirá con vida —su expresión cambio por completo haciéndola dar
un paso hacia atrás asustada —comete cualquier error y él y su amante morirían.
Leslie lo miró fijamente
sorprendida.
—Qué, crees que nadie sabe que lo
son —el hombre se vio asqueado —me sorprende que te preocupes tanto con él sí
solo te utilizaron para estar juntos.
—Tú no sabes nada —jadeo ella,
apretó la mandíbula.
—Oh, tú crees —él volvió a sonreír
—te aseguro que se más de lo que piensas, además —la miro de pies a cabeza —quien
aceptaría en su sano juicio estar con una mujer incompleta —él observó su
vientre un segundo, Leslie tuvo deseos de cubrirlo con sus brazos —si no es
simplemente para aprovecharse de la situación.
—Vámonos —dijo el otro hombre y
volvió a apuntar al frente.
Leslie dejó de observarlos y luego
de mirar a Yerie una última vez se giró y caminó en dirección a la calle.
Tembló cuando la empujaron con el arma para que subiera a uno de los vehículos,
se sentó al lado de otra mujer que tenía un labio partido y abrazo su cuerpo.
Había media docena de mujeres allí, ninguna dijo nada mientras cerraban la
puerta y el vehículo se ponía en macha.
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