Segunda parte
Capitulo 6
Las pesadillas siempre habían sido las mismas. Leslie
se observó en un espejo dos días después, unos segundos. Pasó las manos húmedas
por su cabello rubio hasta que sus dedos se encontraron con la delgada línea en
su nuca, una pequeña y casi imperceptible ahora. La única que tenía, que él
había dejado.
Hacia tanto tiempo de eso, que a veces parecía otra
vida. Suspiró y cerró los ojos.
Había tenido una pesadilla, una que por suerte no
había despertado a Yerie. Pero aún la molestaba. Años creyendo que lo había
dejado atrás pero con solo oír a un hombre molesto los recuerdos regresaban.
Volvió a observarse en el espejo.
Pero Yerie no era el primer hombre molesto con el que
había hablado, incluso había discutido con varios sin siquiera sentirse mal,
por qué eso la afecto tanto.
Ella tomó una toalla y se secó las manos y luego el
rostro. Será porque se había relajado con él, porque se sitio segura y se
permitió ser frágil a su alrededor.
Quizás lo mejor era comportarse con él como con
cualquier hombre que se le había acercado. Era mejor mantener su escudo a su
alrededor. Solo que en verdad no lo deseaba, hizo una mueca, que clase de vida
sería esa si comenzaba a sentirse así en el que se supone era su hogar, con quien
debía considerar su familia.
No quería fingir nada cerca de Yerie, ni siquiera
cerca de Alex.
—Leslie —la llamó Yerie y salió del baño, él estaba
cerca de la cama.
—¿Hablaste con él?
Yerie asintió.
—Sigue en el hospital, lo más probable es que regrese
esta noche
Ella suspiró. Alex no había regresado en todos esos
días. Al parecer había estado trabajando en el hospital ya que habían comenzado
a trasladar a los pacientes hacia ese lugar.
—¿Saben algo de los prisioneros?—. Él negó suavemente.
Y todo debido a que en la explosión había muertos
media docena de hombres, entre presos y guardias, aun no se podía identificar a
la mayoría.
—Por lo menos han identificado a dos presos y un
guardia.
Ella asintió y caminó hacia él.
Yerie la sorprendió al agarrarla suavemente de un
brazos y atraerla hacia su pecho. Él la mantuvo allí, contra él mientras la
rodeaba con sus brazos y mantenía su rostro contra su cabello varios segundos.
Un momento después se relajó y cerró los ojos, le devolvió el gesto.
No quería sentirse incomoda con él, solo debía
recordar que no todos los hombres eran iguales.
Él suspiró luego de un segundo y se alejó, le sonrió
suavemente.
—Vamos a desayunar —asintió.
***
Leslie rió y observó a Yerie cocinar a su lado.
—Entonces solo sabes hacer eso —apuntó la cocina
mientras él revolvía los huevos.
—Pues si —él le sonrió y apuntó con una cuchara—, y tú
solo sabes preparar ensaladas.
Ella volteo sus ojos.
—Antes trabajaba de modelo —se apuntó —así que era lo
único que comía, este cuerpo requiere trabajo—. Él negó divertido.
—Bueno —Yerie se encogió de hombros —debo decir que me
encanta ese cuerpo.
Leslie rió entre dientes.
—Pues gracias.
—Además, entre los dos creo que hacemos una comida
decente.
Ella asintió enseguida. Como sintió que él seguida
observándola giró su rostro en su dirección.
—¿Qué?
—¿Siempre trabajaste de modelo?
Ella se encogió de hombros.
—Bueno, era buena en eso.
—Claramente —le oyó murmurar, sonrió.
—Así que sí, siempre trabajé en lo mismo. No me iba
muy bien en la escuela y a diferencia de
mis amigas yo no estudie nada, siempre supe que trabajaría en eso hasta que
apareciera alguien más bonita y joven.
Yerie la observó con una ceja alzada.
—Es la verdad —se encogió de hombros.
—Bueno, ¿y qué te gustaría hacer aquí?
Ella lo miró y arrugó su frente.
—No sé —murmuré Leslie —bueno —sonrió —siempre me
gusto pintar pero no soy muy buena.
—Podría hacer eso —él se acercó y tomó su rostro con
una mano —si te gusta pintar, pinta.
—Y cantar —le dijo divertida. Esa mañana le había
demostrado que eso no lo hacía bien, y el tampoco.
—También, si deseas cantar, canta—. Él miró alrededor
y luego a ella —solo avísame antes para alejarme de la casa.
—Oye —fingió estar ofendida y él rio. Luego bajó su
rostro y la besó suavemente, hasta que la afirmó contra su cuerpo y terminó por
besarla con intensidad.
—Incluso fingiré que lo haces muy bien—. Ella volvió a
reir y él a besarla.
Cuando oyeron la puerta abrirse él se alejó solo un
poco y miró hacia la puerta. Alex apareció por allí. Este se detuvo un segundo
al verlos.
—Hola —dijo Yerie, Alex saludo con un movimiento de
cabeza, luego la miró un segundo.
—Solo vine a cambiarme, regresaré al hospital y
volveré en la noche.
—Claro —dijo Yerie.
Leslie se mordió un segundo el labio y observó el
rostro de Alex, las ojeras bajo sus
ojos. Parecía que hacía días no dormía.
Cuando él se giró lo llamo. Alex giró su rostro hacia
ella.
—¿Cómo estás? —le preguntó con amabilidad.
Él solo la observó un segundo hasta que asintió
suavemente.
—Bien, cansado pero estoy bien, gracias.
Ella asintió.
—Me alegro.
Él volvió a asentir, observó a Yerie un segundo y
luego a ella, por último se giró y terminó por salir de la habitación.
—Gracias —murmuró Yerie en su oído.
—¿Por qué? —lo miró y el depositó un beso en su
frente.
—Por a pesar de todo ser amable con él.
Ella volteo sus ojos.
—No soy tan mala —alzó una ceja —pero eso no quiere
decir que he olvidado que tenemos que hablar.
Él asintió.
—Lo sé —Yerie suspiró y luego sonrió —mejor comamos.
Leslie asintió y observó la puerta.
Claro que hablaría con Alex, tenía cosas que aclarar.
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