jueves, 24 de julio de 2014

La fantasía de Leslie. Segunda parte, Capitulo 1.


Segunda parte
Capitulo 1
Una semana después Leslie rió al ver la televisión. Era de noche, casi de madrugada y junto con Yerie observaban las repeticiones de las noticias de la noche. El mismo Yerie estaba en la televisión, hablando sobre diferentes cosas, pulcramente vestido y con esa mirada que parecía traspasar la televisión y clavarse en ella.
Casi todas las noches hacían eso, ver la televisión juntos, hablar de diferentes cosas. Solo que siempre eran ello dos, nadie más, en cada una de esas ocasiones Alex se había escusado de acompañarlos. Leslie no un sabía que pensar de eso, la hacía sentir un poco decepcionada.
Luego de que él comentara algo con otro hombre y sonriera, tanto Yerie como ella rieron, lo miró.
—Desde cuando dices las noticias.

Él la miró.
—Desde hace dos años, antes hacia reportajes y esas cosas.
Ella asintió.
—Estudiaste aquí para serlo o en la tierra.
Él negó con su cabeza suavemente y se sentó más en su dirección.
—A decir verdad aquí no es como en la tierra, puedes estudiar algo pero esto tiene que ver más con las habilidades que posees y lo que te guste. Tomé diferentes cursos de comunicación y muchas cosas que me divertían, cuando estuve en la tierra también tomé un taller corto de periodismo y me di cuenta de que era lo que iba a hacer el resto de mi vida.
—¿Cuánto tiempo estuviste allí?, ¿y por qué no te quedaste?
—Me gusta mi planeta, la tierra tiene mucho que ofrecer pero ustedes son tantas personas que abruman—. Ella sonrío, ya sabía que ellos apenas eran unos cuantos millones de habitantes y en todo el lugar —y permanecí viviendo allí 9 meses antes de regresar.
—¿Estuviste solo o con Alex?—. Él se tensó y ella arrugó su frente. —Digo, lo preguntó porque se nota que ustedes se llevan muy bien, da la impresión de que ambos saben lo que está pensando el otro.
Él la observó varios segundos hasta que pasó su lengua por su labio superior.
—Sí, hemos sido amigos desde niños, y cuando yo estudiaba él trabajaba en un hospital, para mejorar sus conocimientos.
Arrugó su frente.
—¿Qué pasa con eso de tocar a otros?
Él movió su cabeza suavemente de un lado a otro.
—Eso solo sucede cuando comienza el vinculo —Leslie asintió—, cuando comienza es que no puedes tocar a otros, antes no importa o después.
—Entiendo —sonrío —debió ser muy buena noticia para ustedes saber que fueron asignados a la misma mujer —él sonrío enseguida.
—Sí, lo fue, en verdad—. Él observó la televisión, parecía perdido en sus pensamientos.
Leslie se acomodó en el sofá y siguió observando las noticias, unos minutos después comenzó a notar que el sueño le estaba ganando. Sus ojos se cerraron mientras veía a Yerie en la televisión despedirse con amabilidad.
Un movimientos hizo despertar a Leslie, ella se tenso un segundo solo que se relajó al saber que pasaba. Yerie la estaba cargando. Ella levantó la cabeza y observó al hombre, a pesar de la oscuridad pudo distinguir sus rasgos elegantes, la curva de su mandíbula y su cuello. Suspiró contra él y respiró su suave perfume.
Él la depósito con cuidado sobre su cama, Leslie lo miró.
—Yerie —lo llamó antes de que se alejara.
—¿Si? —dijo él.
—Yo, tú crees que… —se calló, se sentía como una niña avergonzado.
—¿Qué pasa?
—Crees que no le caigo bien a Alex.
Lo sintió moverse y luego cubrió sus ojos cuando el encendió una lámpara.
—Lo siento —le dijo, ella negó —y no —lo miró —él no te odia, ni le caes mal, ni nada de por el estilo. Alex es más reservado, mas receloso que yo, y quizás si me atrevo a decir, mas temeroso.
Abrió mucho los ojos.
—¿Él cree que yo le haría daño? —preguntó sorprendida, Yerie asintió —pero, es él quien se mantiene a un lado, cada vez que quiero hablar con él siempre me responde con un sí o un no, nada más, parece que no quisiera estar a mi lado, y tú —lo miró y alzó su mano para tocar su cabello negro, Yerie tomó su mano pero no la alejo —siempre me haces reír, o me dejas cocinar a tu lado. Alex ni siquiera me permite hacer eso, cada vez que le pregunto se niega.
Suspiró.
Yerie levantó una mano y quitó un cabello de su frente, Leslie se tenso un poco por eso, sobre todo porque quería su toque, esos momentos en los que el acariciaba su mejilla, o se sentaba muy cerca cuando veían televisión. De ambos hombre, solo Yerie parecía querer acercarse a ella.
—Ni siquiera yo cocino con él, no le gusta que lo interrumpan así que no lo tomes como algo personal.
—¿Y todo lo demás?
Yerie suspiró.
—Y todo lo demás, solo puedo decirte dos cosas —esperó —antes, respóndeme algo.
—¿Qué?
—Alex te gusta, ¿cierto?
Ella se sonrojó y observó a su alrededor.
¿Gustarle?, pensó. Sí, pero tenía que ver más con el hecho de que se había sentido conectada a él ese primer día que se encontraron. Solo deseaba saber que era lo que el sentía o pensaba, pero a diferencia de Yerie que intentaba pasar todo el tiempo que pudiera con ella, Alex solo se alejaba y rápido.
Al notar que Yerie aun esperaba solo asintió.
—Pero tú también —aclaró, Yerie sonrío.
—Lo sé, tú también me gustas, y por eso te pido que sigas insistiendo hablar con él, no te rindas. Yo también hablaré con él para que sepa lo que está haciendo, a lo mejor ni siquiera lo ha notado.
Asintió.
—Lo haré —le dijo y a ella también, iba averiguar que le pasaba a Alex con ella. Ya había evitado el asunto por una semana.
—Descansa —dijo Yerie y se acercó para depositar un beso en su mejilla, solo que Leslie deseaba saber que se sentía besarlo. Quería sentir algo más que una caricia.
Por eso afirmó a Yerie de su chaqueta para que no se alejara y lo miró a los ojos. Lentamente se acercó a su boca hasta que él recorrió enseguida el espacio que los separaba y la besó.
Fue un beso que comenzó desesperado, arrebatador. Yerie devoró su boca y la inundo con su lengua, subió sobre su cuerpo y la aprisiono contra la cama. Leslie sintió cada curva y dureza contra ella. La manta que los separaba no ocultaba en nada al hombre sobre su cuerpo. Unos minutos después el beso se volvió más dulce y suave, más tierno en su caricia. Yerie le recordaba al océano, a uno cálido y en calma.  Donde podías flotar sin tener problemas porque sabias que siempre seria así.
Su tranquilidad y calma, esa sensación de seguridad que le daba, la hacían sentir en paz, en confianza. Por eso mismo sabía que él era bueno en su trabajo, porque solo su aspecto decía que cualquiera podía confiar en él. Y esa le era muy sorprendente. Estaba confiando en ese hombre que la besaba con suavidad, y rápidamente, más de lo que espero.
Cuando él se alejó para observar sus ojos, suspiró suavemente. Él sonrío y luego se levantó de la cama.
—Ahora si descansa.
—Lo intentaré —dijo ella sonriendo.

—Yo igual —contestó Yerie —yo igual.

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