Segunda parte
Capitulo 1
Una semana después Leslie
rió al ver la televisión. Era de noche, casi de madrugada y junto con Yerie
observaban las repeticiones de las noticias de la noche. El mismo Yerie estaba
en la televisión, hablando sobre diferentes cosas, pulcramente vestido y con
esa mirada que parecía traspasar la televisión y clavarse en ella.
Casi todas las noches
hacían eso, ver la televisión juntos, hablar de diferentes cosas. Solo que
siempre eran ello dos, nadie más, en cada una de esas ocasiones Alex se había
escusado de acompañarlos. Leslie no un sabía que pensar de eso, la hacía sentir
un poco decepcionada.
Luego de que él comentara
algo con otro hombre y sonriera, tanto Yerie como ella rieron, lo miró.
—Desde cuando dices las
noticias.
Él la miró.
—Desde hace dos años,
antes hacia reportajes y esas cosas.
Ella asintió.
—Estudiaste aquí para
serlo o en la tierra.
Él negó con su cabeza
suavemente y se sentó más en su dirección.
—A decir verdad aquí no es
como en la tierra, puedes estudiar algo pero esto tiene que ver más con las
habilidades que posees y lo que te guste. Tomé diferentes cursos de
comunicación y muchas cosas que me divertían, cuando estuve en la tierra
también tomé un taller corto de periodismo y me di cuenta de que era lo que iba
a hacer el resto de mi vida.
—¿Cuánto tiempo estuviste
allí?, ¿y por qué no te quedaste?
—Me gusta mi planeta, la
tierra tiene mucho que ofrecer pero ustedes son tantas personas que abruman—.
Ella sonrío, ya sabía que ellos apenas eran unos cuantos millones de habitantes
y en todo el lugar —y permanecí viviendo allí 9 meses antes de regresar.
—¿Estuviste solo o con
Alex?—. Él se tensó y ella arrugó su frente. —Digo, lo preguntó porque se nota
que ustedes se llevan muy bien, da la impresión de que ambos saben lo que está
pensando el otro.
Él la observó varios
segundos hasta que pasó su lengua por su labio superior.
—Sí, hemos sido amigos
desde niños, y cuando yo estudiaba él trabajaba en un hospital, para mejorar
sus conocimientos.
Arrugó su frente.
—¿Qué pasa con eso de
tocar a otros?
Él movió su cabeza
suavemente de un lado a otro.
—Eso solo sucede cuando
comienza el vinculo —Leslie asintió—, cuando comienza es que no puedes tocar a
otros, antes no importa o después.
—Entiendo —sonrío —debió
ser muy buena noticia para ustedes saber que fueron asignados a la misma mujer
—él sonrío enseguida.
—Sí, lo fue, en verdad—.
Él observó la televisión, parecía perdido en sus pensamientos.
Leslie se acomodó en el
sofá y siguió observando las noticias, unos minutos después comenzó a notar que
el sueño le estaba ganando. Sus ojos se cerraron mientras veía a Yerie en la
televisión despedirse con amabilidad.
Un movimientos hizo
despertar a Leslie, ella se tenso un segundo solo que se relajó al saber que
pasaba. Yerie la estaba cargando. Ella levantó la cabeza y observó al hombre, a
pesar de la oscuridad pudo distinguir sus rasgos elegantes, la curva de su
mandíbula y su cuello. Suspiró contra él y respiró su suave perfume.
Él la depósito con cuidado
sobre su cama, Leslie lo miró.
—Yerie —lo llamó antes de
que se alejara.
—¿Si? —dijo él.
—Yo, tú crees que… —se
calló, se sentía como una niña avergonzado.
—¿Qué pasa?
—Crees que no le caigo
bien a Alex.
Lo sintió moverse y luego
cubrió sus ojos cuando el encendió una lámpara.
—Lo siento —le dijo, ella
negó —y no —lo miró —él no te odia, ni le caes mal, ni nada de por el estilo.
Alex es más reservado, mas receloso que yo, y quizás si me atrevo a decir, mas
temeroso.
Abrió mucho los ojos.
—¿Él cree que yo le haría
daño? —preguntó sorprendida, Yerie asintió —pero, es él quien se mantiene a un
lado, cada vez que quiero hablar con él siempre me responde con un sí o un no,
nada más, parece que no quisiera estar a mi lado, y tú —lo miró y alzó su mano
para tocar su cabello negro, Yerie tomó su mano pero no la alejo —siempre me
haces reír, o me dejas cocinar a tu lado. Alex ni siquiera me permite hacer
eso, cada vez que le pregunto se niega.
Suspiró.
Yerie levantó una mano y
quitó un cabello de su frente, Leslie se tenso un poco por eso, sobre todo
porque quería su toque, esos momentos en los que el acariciaba su mejilla, o se
sentaba muy cerca cuando veían televisión. De ambos hombre, solo Yerie parecía
querer acercarse a ella.
—Ni siquiera yo cocino con
él, no le gusta que lo interrumpan así que no lo tomes como algo personal.
—¿Y todo lo demás?
Yerie suspiró.
—Y todo lo demás, solo
puedo decirte dos cosas —esperó —antes, respóndeme algo.
—¿Qué?
—Alex te gusta, ¿cierto?
Ella se sonrojó y observó
a su alrededor.
¿Gustarle?, pensó. Sí,
pero tenía que ver más con el hecho de que se había sentido conectada a él ese
primer día que se encontraron. Solo deseaba saber que era lo que el sentía o
pensaba, pero a diferencia de Yerie que intentaba pasar todo el tiempo que
pudiera con ella, Alex solo se alejaba y rápido.
Al notar que Yerie aun
esperaba solo asintió.
—Pero tú también —aclaró,
Yerie sonrío.
—Lo sé, tú también me
gustas, y por eso te pido que sigas insistiendo hablar con él, no te rindas. Yo
también hablaré con él para que sepa lo que está haciendo, a lo mejor ni
siquiera lo ha notado.
Asintió.
—Lo haré —le dijo y a ella
también, iba averiguar que le pasaba a Alex con ella. Ya había evitado el
asunto por una semana.
—Descansa —dijo Yerie y se
acercó para depositar un beso en su mejilla, solo que Leslie deseaba saber que
se sentía besarlo. Quería sentir algo más que una caricia.
Por eso afirmó a Yerie de
su chaqueta para que no se alejara y lo miró a los ojos. Lentamente se acercó a
su boca hasta que él recorrió enseguida el espacio que los separaba y la besó.
Fue un beso que comenzó
desesperado, arrebatador. Yerie devoró su boca y la inundo con su lengua, subió
sobre su cuerpo y la aprisiono contra la cama. Leslie sintió cada curva y
dureza contra ella. La manta que los separaba no ocultaba en nada al hombre
sobre su cuerpo. Unos minutos después el beso se volvió más dulce y suave, más
tierno en su caricia. Yerie le recordaba al océano, a uno cálido y en
calma. Donde podías flotar sin tener
problemas porque sabias que siempre seria así.
Su tranquilidad y calma,
esa sensación de seguridad que le daba, la hacían sentir en paz, en confianza.
Por eso mismo sabía que él era bueno en su trabajo, porque solo su aspecto
decía que cualquiera podía confiar en él. Y esa le era muy sorprendente. Estaba
confiando en ese hombre que la besaba con suavidad, y rápidamente, más de lo
que espero.
Cuando él se alejó para
observar sus ojos, suspiró suavemente. Él sonrío y luego se levantó de la cama.
—Ahora si descansa.
—Lo intentaré —dijo ella
sonriendo.
—Yo igual —contestó Yerie
—yo igual.
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