Capitulo 1
Una semana después Jenna observaba la televisión
detenidamente, las noticias. El hombre allí hablaba de varios incidentes que
habían estado llevándose acabó desde hacía unos días.
Estos problemas tenían una gran relación con ataques a
guardias civiles, patrullas en los bosques y esas cosas. Pero lo que más le
llamaba la atención eran las noticias sobre mujeres encontradas, no decían
cuántas, ni quienes, solo que las habían encontrado.
Suspiró y abrazó sus piernas sobre el sofá.
—Las cosas se están complicando —murmuró Hugo detrás
de ella y asintió sin verlo.
Él llegó a su lado y se sentó, la observó
detenidamente.
—No te preocupes, los que te atacaron están en
prisión.
Lo observó unos segundos.
—Vas a salir de nuevo.
Él asintió.
—Sebastián se quedará contigo —asintió suavemente y él
acarició su rostro.
—Pasara, ya lo veras —lo miró confundida —todo esto,
no te preocupes.
Suspiró y observó la televisión. Él siempre le decía
lo mismo, siempre las mismas palabras pero nada más. Nunca le informaba de su
trabajo, o lo que él sabía.
Cuanto sintió los dedos de Hugo bajar por su cuello,
llegar a su espalda y más adelante para hacerle cosquillas, sonrió un poco y se
alejó.
—Basta, no deberías ir a trabajar —él volteo sus ojos.
—Aún tengo tiempo.
Él siguió moviéndose. Jenna rio.
—Eres como un niño.
Hugo suspiró y se alejó de ella, lo miró confundida.
Él le sonrió.
—Tienes razón, iré a trabajar.
Ella solo asintió mientras lo observaba irse.
Horas después, Jenna dejó su libro y salió de la sala.
Caminó alrededor del lugar sin saber que hacer hasta que decidió salir al
patio, se sentó bajo el sol y cerró los ojos.
No notó que se había quedado dormida hasta que algo la
alzo del suelo. Se sorprendió un poco y observó el pecho de Sebastián. No tenía
que verlo a la cara para saber eso, con sentir su olor era más que suficiente.
—Te llevaré a tu habitación —murmuró él.
Jenna asintió y apoyó su cabeza en su pecho.
Cuando él la deposito en su cama lo observó unos
segundos sin saber que decir. Él también la observó.
—¿Cómo te fue? —terminó por preguntar.
Él inclinó la cabeza hacia un lado.
—Relativamente bien, averiguamos varias cosas que son
útiles—ella asintió y Sebastián se alejó—cuando sea la hora de la cena te
llamare.
—Gracias—murmuró y lo observó, suspiró.
Abrazó su cojín y volvió a quedarse dormida.
—Jenna —murmuró Sebastián, abrió los ojos y lo observó
a su lado—la cena ya está servida, los gemelos esperan abajo.
Ella asintió y se estiró en la cama.
—¿Hace cuánto llegaron? —él caminó hacia la puerta.
—Menos de una hora, les dije que estabas descansando.
Ella alzó una ceja y se sentó en la cama.
—¿Y Hugo te hizo caso?—no podía creer eso.
Él sonrió un segundo.
—Claro, no le quedo de otra.
Jenna también sonrió y lo vio salir de su habitación.
Ya en el comedor Fabián se acercó a ella para
saludarla. La besó suavemente antes de alejarse. En cambio, fue ella quien se
acercó a Hugo y lo abrazó por la espalda. Lo escuchó suspirar.
—¿Qué?—le dijo, besó su mejilla.
—¿Estás bien? —Hugo la acomodó sobre sus piernas.
—Sí, lo estoy —sonrió —¿por qué?
—Sebastián, se comporta como una mamá gallina —ella
rio al oírlo.
—Él solo quería que descansara, nada más —Hugo volteó
sus ojos.
—Como si no te dejáramos descansar —alzó una ceja al
oírlo y él solo sonrió —está bien, quizás no te dejamos descansar.
Volvió a reír y el besó su cuello.
—Pero no puedo evitarlo —murmuró el mientras jugaba
con la piel bajo su oído—. Eres adictiva mujer.
—Pues gracias, jamás me habían dicho eso —él rio
suavemente.
Cuando se sentaron a comer Jenna se concentró en lo
que ellos hablaban. Solo problemas leves en algunos pueblos, noticias, sobre
conocidos, pero nada de lo que hablaban en televisión. Sabía que evitaban eso
por ella, para no asustarla.
Hugo suspiró y lo miró.
—Mañana salimos de viaje —arrugó su frente.
—¿Salimos?
—Fabián y yo, quiero decir —ella observó a Fabián
—será solo por unos días, 5 a lo menos.
Sus hombros cayeron al oírlo. Al verla, Hugo tomó su
mano sobre la mesa, le sonrió.
—Son solo por algunas reuniones que se realizaran en
otro pueblo, nada grave pero si necesarias —asintió.
—Eso quiere decir que Sebastián se quedara conmigo —lo
miró, el observaba sus manos pero al escucharla levantó la vista.
—Sí, hasta que ellos regresen —asintió suavemente.
—Por cierto —dijo Hugo, lo miró y al ver que sonreía
alzo una ceja —te tengo un regalo.
—Regalo —sonrió —¿qué es?
Él negó.
—Es una sorpresa, te lo daré después.
Jenna alzó ambas cejas al darse cuenta de que se lo
daría en la noche. Sintió mucha curiosidad por eso.
Más tarde, Jenna estaba sobre su cama, sentada con las
piernas cruzadas mientras observaba un libro. Al ver la hora suspiró.
Ya era hora de que visitara a Hugo. Sonrió un poco al
darse cuenta de que siempre era ella quien los visitaba. Si, los gemelos la
mantenían ocupada en la noche pero ninguno se metía en su habitación, lo que
pasaba era que la provocaban antes, la incitaban y excitaban claramente.
Golpeó una vez antes de entrar en la habitación y
sonrió al verlo mirando por la ventana. Hugo no llevaba camiseta, solo usaba
unos holgados y claros pantalones de tela.
En silencio se acercó a él y lo abrazó por la espalda.
Él acarició sus manos suavemente y arrugó su frente. Hugo siempre se lanzaba
sobre ella, podría tomarse su tiempo mientras tenían relaciones pero no antes.
Jenna se dio cuenta de que no era Hugo cuando alguien
se detuvo detrás de ella. Soltó a Fabián y él se giró sonriendo.
Observó detrás de ella a Hugo, también solo con un
pantalón, pero negro.
—¿Qué es esto? —preguntó suavemente.
Solo que sabía que era, había fantaseado con ellos,
algunas veces.
—Mi regalo —dijo Hugo —de mi hermano y mío.
Él tomó un mechón de su cabello.
—Ya es tiempo de que hagamos esto más interesante.
—¿Interesante? —murmuró.
Fabián afirmó su rostro y lo miró.
—¿Quieres esto Jenna? ¿a ambos esta noche? —tragó—. No
debes tener miedo.
Negó enseguida.
—No tengo miedo —confesó, pero no dijo que si se
sentía nerviosa.
Hugo acarició su brazo mientras Fabián hacia lo mismo
en su cuello. El primero se acercó a su oído
y susurro.
—Solo déjate llevar. Te aseguro que lo disfrutaras.
Ella asintió y suspiro.
Fabián la atrajo hacia él y la besó suavemente, como
siempre lo hacía. Él se dedicó a explorar su boca con ternura mientras sus
manos se mantenían en su cintura. En cambio Hugo masajeo su espalda, su
cuello. Se dedicó a encender y excitar su piel.
Jenna gimió contra los labios de Fabián y se
estremeció al sentir las manos de Hugo tomar sus senos. Luego Fabián agarró su
trasero y la levantó entre los dos. Los gemelos la afirmaron y ella rodeo la
cintura de Fabián con sus piernas. Volvió a gemir. Sobre todo por sentir la
dureza de cada uno de ellos. Pero no acabo allí. Ambos se movieron contra ella,
empujaron hacia su cuerpo al mismo tiempo restregándose contra su sexo y
trasero.
Se alejó de la boca de Fabián. Necesitaba respirar,
calmarse un poco o todo terminaría muy rápido. Jenna desea que esto durara
mucho tiempo.
Los gemelos la llevaron a la cama, la desnudaron
lentamente y luego la recostaron en ella.
Cuando los vio quitarse los pantalones y acomodarse
uno a cada lado de ella se levantó sobre sus rodillas. Jenna sonrió al oírlo
jadear luego de que agarrar su sexo con cada mano. Ambos se movieron más cerca
para estar frente a ella. Luego se agacho y los probó con su lengua. Se dedicó
a torturarlos lentamente, primero a uno y luego a otro. Ella disfruto del poder
que tenía en ese momento, de saber que ellos gemían y jadeaban por lo que les
hacía.
Se estremeció suavemente al sentir las manos de cada
uno de ellos acariciando su espalda, su cuello, su trasero y más abajo. Se
alejó un poco y jadeo por aire.
Alguien la empujo hacia la cama y no le importo quien.
Solo se dejó llevar, se relajó entre ambos y les permitió acomodarla de
espaldas con las piernas abiertas. Sonrió cuando Hugo se acercó a su boca para
besarla un segundo y luego llevarse uno de sus pezones a su boca. Solo que
cuando Fabián la probó con su lengua gimió.
Sabía lo bueno que era él con su lengua, Fabián la
había llevado a varios orgasmos solo de esta forma y esperó que él lo hiciera
de nuevo esa noche. Solo que él se alejó y le permitió a su hermano tomar su
lugar.
Ambos la mantuvieron en el borde, llevándola cada vez
más cerca del orgasmo pero negándoselo segundos antes. Tiempo después se
estremeció contra los dedos de Hugo y susurró.
—Ya no puedo más… —gimió cuando ambos la pusieron de
rodillas y manos, jadeó cuando sintió a uno de ellos a su espalda —necesito…
No tuvo que pedirlo, uno de ellos la penetró.
Supo quién era segundos después.
Fabián se enterró en su cuerpo con energía, la afirmó
de la cintura para que no se alejara y la acaricio para que por fin se
corriera.
Gritó contra la almohada y se estremeció.
Hugo tomó el lugar de Fabián casi enseguida y también
la afirmo. Él se tomó su tiempo, la llevó a otro orgasmo antes de seguirla y
gemir.
Pero no terminó allí. Segundos después de nuevo la
estaban acariciando, con más lentitud y
cuidado. La segunda vez ella tomo en su boca a Fabián mientras Hugo la
penetraba, los tres se corrieron casi al mismo tiempo y cayeron exhaustos sobre
la cama.
Jenna se quejó suavemente y movió su cuerpo cansado.
Sonrió un poco. Hugo tenía razón, se estaba
acostumbrando a esto, ya no se candaba tanto como antes.
No hay comentarios:
Publicar un comentario