martes, 5 de noviembre de 2013

A un Paso del Amor, Primera Parte, Capitulo 2.




Primera Parte
Conociendo al enemigo
Capitulo 2

***

J.: ¿Qué tiene que ver con la historia la desesperación de tus amigas por un novio?
C.: Lo mismo puedo preguntar yo, ¿Qué tiene que ver que Barbie terminara contigo?
J.: Mucho.            
C.: Exacto, déjame continuar.
J.: Está bien.

***

—Saben lo que oí —dijo Liz mientras salían de clases —al parecer Barbie terminó con Jet Farraguer.
Todas la miramos fijamente, hasta que Maly suspiró.
—Pobre de él, no debe ser muy agradable que te terminen —negué.
—Probablemente se dañó su ego —dije sin darle importancia al asunto —se unió al grupo de los solteros — moví mi bolso para acomodarlo en mi hombro pero este chocó con algo, al girarme me encontré con que Jet Farraguer caminaba detrás de mí con su grupo de amigos.
Tragué al ver su mirada y miré al frente, ellos nos adelantaron en seguida. El chico me mandó una mirada molesta al pasar a mi lado, cuando se alejaron lo suficiente me quejé.
—Maldita sea —las chicas a mi lado se rieron, excepto Maly, nunca lo hacía.
Nos detuvimos en la salida de la escuela para despedirnos, el grupo de Jet Farraguer estaba de pie al lado de un auto, hablaban. Suspiré y deje de mirarlos.
—Incluso yo sé que jamás tendríamos oportunidad —dijo Maly mirándome, hice una mueca.
—No pensaba en eso —le discutí, miré a las demás —¿y por qué no?
Liz suspiró y Anita negó suavemente.
—No por nada nos llamas “Las microbios”—volteé mis ojos.
—Si le das alguna importancia a esa tontería te la terminaras creyendo —aseguré y miré de nuevo al grupo.
Entre ellos noté que el que más destacaba era Jet Farraguer, con su cabello negro y ojos azules casi eléctricos causaba estragos entre las chicas, sus amigos no se quedaban atrás. Tomas tenía el cabello corto, de un color castaño oscuro y ojos del mismo color, su rostro era el más amable. Rodrigo, que estaba parado al lado de Jet era un poco más bajo, de cabello negro al igual que sus ojos cansados, estos le daban un aire exótico y misterioso. Y por último Gustavo, el rubio del grupo, tenía el rostro duro, firme y ojos verdes, había algo en el que daba un poco de miedo, como si fuera peligroso.

—Basta—me dijo Liz sacándome de mi exanimación, la miré, sonreía como siempre —¿y quién es el elegido? —todas entrecerraron los ojos y esperaron.
—Ninguno —solté rápidamente, miré hacia otro lado.
—Bien, nos vemos mañana —nos dependimos.
—No llegues tarde —me dijo Liz.
—Recuerda poner tu despertador —soltó Anita.
Miré a Maly esperando algún comentario pero solo se encogió de hombros. Suspiré y me apresuré en regresar a mi casa.

Estaba trabajando en el establo cuando mi padre me habló.
—¿Cómo estuvo?
Me encogí de hombros y empujé un fardo de heno hasta la pared. Lo miré.
—Como todos los años y aquí —él también se encogió de hombros, de él había sacado ese gesto.
—Igual —arrugó su frente —me llamaron por un trabajo —me detuve, él suspiró y se acercó a mí, acaricio a Estrella, una yegua, al pasar cerca de ella —es para la universidad, quieren que vuelva a dar clases.
—¿Quieres hacerlo?
Antes, cuando mi madre vivía, mi padre había dado clases en la universidad, era profesor de biología. Mi madre era veterinaria y dueña de esta granja, ella trabajaba por los alrededores, ayudando a los vecinos con sus reses, caballos y demás, aparte recogía animales abandonados y los traía aquí, así nuestra familia terminó cuidando a un caballo, dos yeguas, 4 ovejas, 2 vacas, un pato y un gato discapacitado, una docena de gallinas y dos perros.
Mi padre se encogió de hombros.
—Tengo que hacerlo, me ofrecieron un muy buen sueldo.
—Eres buen profesor —le dije, sonrió.
—Con eso podremos seguir cuidando de ellos —apuntó a los animales —y podré seguir con mis estudios.
Asentí y tome un balde, salí del establo para llenarlo de agua, al regresar mi padre seguí de pie en el mismo lugar. Eché el agua en la fuente de las vacas, Sin cola y Adelaida. Sin cola había llegado cuando yo era muy pequeña, mi madre la había salvado de morir a causa de unos tipos que la golpearon y le quitaron su cola.
Mi padre se acercó a mí.
—Solo serán en las tardes —lo miré —tres días a la semana, lunes, miércoles y viernes, de 14:00 a 15:00, el resto de la semana continuaré con mis estudios —le sonreí.
—Está bien, puedo estar sola —él arrugó su frente —también puedo cuidar de ellos.
—No te dejare todo el trabajo a ti —me encogí de hombros —estas en esa edad en que sales con chicos y tus amigas, podrás hacerlo —volteé mis ojos.
—¿Cuándo comienzas?
—La semana que viene.
—Iras en la camioneta —él asintió.
—En verdad no quieres usarla tú —negué.
—No, prefieren el bus —sin contar que no conduzco muy bien, tengo la extraña manía de hacerlo como si estuviera en una carrera.
Pato, ese era el nombre del pato, me picoteo la zapatilla y lo miré.
—Sí, ya voy —le dije, mi papá se rio al ver que Pato me seguía por el lugar, solté un bufido y lo alimenté.

Luego de algunas semanas de clases, estaba en la biblioteca sacando copias para una tarea. Al acabar decidí regresar el libro a su estante, pero al doblar por uno de los pasillos me cógele al ver a Jet Farraguer y sus amigos hablando despacio entre sí. Regresé un pasó y los rodeé para llegar al estante que quería, ellos quedaron al otro lado.
—¿Cómo es posible que no entienda nada? —se quejó Jet Farraguer al otro lado, sus amigos se rieron.
—Si prestaras atención quizás sería diferente —le dijo Tomas, él se quejó.
—Esto es muy aburrido —dijo Rodrigo.
—Dímelo a mí —le contesto Jet —este año ha empezado mal para seguir peor.
—Tanto te dolió lo de Barbie —le dijo Gustavo.
—No, lo que me molesta es que todo el mundo ande diciendo que ella me terminó.
—Lo cual es cierto —dijo Tomas, luego se escuchó un golpe y él se quejó.
Arrugue mi frente, debería irme de ahí, dejar de escuchar, pero no quería, siempre me pregunté de que cosas hablaban ellos que lo tenían todo.
—Aun así, no me gusta —dijo Jet Farraguer molesto.
—Pues consíguete otra novia —dijo Rodrigo —así todos hablarán de otra cosa.
—Si claro, eso sería simple si estuviéramos en otra escuela, aquí no hay mucho material para elegir.
Suspiré y negué, su conversación era decepcionante e insultante. Comencé a alejarme pero me congelé al oír a Gustavo decir.
—Apuesto a que no te haces novio de una de “Las microbios”—silencio.
Al segundo los cuatro se rieron.
—Caballeros —dijo la bibliotecaria.
—¿Y para qué demonios iba yo a hacer algo así? —dijo él, una suave risa se escuchó.
—No puedes —dijo Gustavo.
—No necesitaría de mucho esfuerzo—dijo él, arrugué mi frente y me acerque más.
—Te apuesto una cena donde quieras a que no llegas hasta el final con una de ellas —dijo Gustavo, otra vez silencio.
Abrí mi boca sorprendida, hablaban de una de nosotras como si nada, como si fuera tan fácil, y no solo sobre salir si no sobre sexo, que clase de…
—¿Dónde yo quiera? —preguntó Jet Farraguer interesado.
No. Puede. Ser.
—Sí, con todo pagado.
—No es suficiente —dijo él, asentí —quiero una semana completa —ho rayos.
—¿Qué? —se quejó Gustavo —mierda, está bien, pero tendrás que ser su novio, por todo el resto del año.
—¿Qué? no era solo por acostarme con una de ellas.
Apreté los dientes, si serán cerdos.
—Tú pides una semana, yo quiero que seas su novio por todo el año y que te acuestes con una de ellas en la fiesta de fin de año.
—¿Y si pasa antes? —dijo Jet.
—Será asunto tuyo.
Todos se quedaron callados, incluso deje de respirar esperando, si este chico dice que no, lo convertiré en mi ídolo. Me equivoque.
—Está bien —dijo. Rodrigo y Tomas se rieron suavemente y yo solté una maldición, se callaron y llevé mi mano a  mi boca.
Me moví rápidamente por el pasillo doble y seguí moviéndome hasta salir del lugar, no miré atrás.
Por una semana, por una semana de comida, eso valíamos para ellos, los malditos idiota arrogantes y guapos, como se atrevían. Llegué al bus maldiciendo, todos me miraron pero los ignoré.

Pero no, esto no se quedaría así, si él se atreve a hacer algo así, con una de mis amigas o conmigo, la iba a pagar muy caro, se iba a arrepentir el resto de su vida, yo misma me haría cargo.

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