viernes, 24 de enero de 2014

Altaír - Relato corto, Serie nuevo Edén.



Altaír

Altaír recorrió la casa de punta a cabo en pocos minutos. No podía estar pasándole esto.
—Bárbara —llamó por centésima vez, sabía que no habría respuesta pero aun así esperó, solo el silencio respondió a su llamado.
¿Qué demonios estaba pasando? no hacía más de 30 minutos que había estado hablando con ella, y ahora, no podía encontrarla. Negó para borrar todas las horribles posibilidades de lo que significaba esto y volvió a recorrer la casa.
Y si se fue, se dijo, y si por su culpa ella había salido de la casa. Se detuvo a medio camino de la escalera y miró hacia la salida. El patio, pensó y corrió hacia él. Cuando llegó a la puerta se congeló al ver una venta a los lejos. Arrugó su frente al notar algo raro en ella. Cuando llego a su lado soltó una grosería, estaba rota, justo al lado del seguro. Alguien había roto la ventana.
—Bárbara —gimió preocupado y tomó su teléfono, esto solo podía significar una cosa.
En cosa de minutos la casa estuvo repleta de hombres, no solo los 5 que vivían allí, sino también otros que habían venido al enterarse de la desaparición de ella.

Altaír observó a cada uno de ellos y esperó.
—Hemos decidido salir a buscar en el bosque, deben haber dejado algún rastro —dijo el General Gutter, todos asintieron excepto Martin, que lo observaba fijamente.
También lo miró.
—¿Dónde estabas? —le pregunto él molesto, todos lo miraron.
—En la sala —volvió a decir, ya había explicado esto varias veces, y a cada uno de ellos.
—¿Y por qué no estabas con ella? —insistió él.
—No puedo obligarla a pasar todo el día conmigo —le respondió, ahora molesto.
Sabía que esto era su culpa, sabía que si hubiera hecho su trabajo, lo único que tenía que hacer bien, nada de esto hubiera pasado. Martin debió de pensar igual porque le dijo.
—Lo único que debías hacer era acompañarla —él apretó la mandíbula —estar a su lado, sabias muy bien que hay mujeres desapareciendo y por eso decidimos acompañarla, simplemente por su seguridad.
Apretó los puños, claro que lo sabía, ya era suficientemente malo que su conciencia se lo dijera para que él pusiera su dedo en la llaga.
—¿Qué querías? que la amarrara a mí, no es un perro.
Cuando sintió un movimiento a su derecha miro, Garrett caminaba hacia el rápidamente, supo lo que iba a hacer enseguida, por eso no se movió ni impidió nada.
Cuando Garrett levantó su puño y lo golpeo de lleno en la cara solo se concentró en no caer al suelo.
Alec e Isaac agarraron a Garrett de los brazos para detener su nuevo ataque, se miraron a los ojos. Altaír llevó su mano a su labio y limpio la sangre que caía.
—Si hubiera sabido que tu inmadurez iba a impedir que hicieras tu trabajo, hace tiempo que hubiera exigido que te sacaran de esta casa —Altaír se tensó, escuchó a Alec suspirar —hemos pasado por alto lo que haces porque considerábamos que en algún momento te darías cuenta de lo mal que estás, pero ahora… —él negó —juro que si algo le pasa te arrepentirás el resto de tu vida.
Ahora no pudo evitar quedarse callado.
—Y tú crees que no me importa, que no me siento lo suficientemente mal con esto.
Martin soltó un bufido y lo miró.
—La has alejado de ti como jamás creí que un hombre lo hiciera y ahora dices que te preocupa —Altaír entrecerró los ojos.
—No sabes nada —le dijo molesto, más consigo mismo porque era verdad, la había alejado y de tal manera que hasta él se sorprendía.
—Ella te ama —le dijo Alec, lo miró y apretó la mandíbula.
—Lo hace porque no puede tenerme —todos lo miraron como si estuviera loco.
—Eres idiota —dijo Isaac y apretó la mandíbula —probablemente ella te ha amado desde antes de saber sobre nosotros, ¿qué demonios tienes en la cabeza?
Cerró los ojos irritado ante sus palabras.
—No lo hace —aseguró—no fui seleccionado para ella, puede que le atraiga pero amar…
—¿Y ese es el problema? —soltó Garrett incrédulo —que no te eligieran, ¿qué tienes en la cabeza?
Lo observó enseguida y entrecerró los ojos.
—Yo…—alcanzo a decir.
—Tú —lo interrumpió Isaac —solo has visto lo que has querido, has esperado como todos nosotros a que el consejo te asignara a alguien en base a pruebas y exámenes y, al no ser así, te encerraste, te alejaste de ella simplemente por tu orgullo —Altaír apretó los puños —es tu estúpido orgullo el que no te dejo ver que al principio de esto eras el que más cerca estaba de ella, el que tenía más probabilidades de comenzar una relación —Isaac negó y suspiró —de hacerla sentir más segura. Cada uno de nosotros se dio cuenta de lo que ella siente por ti, menos tu Altaír. Que lo niegues o no quieras creerlo no va a cambiar ese hecho. Ella te ama, y lo más probable es que ni siquiera se haya dado cuenta todavía.
Miró a cada uno de ellos y la comprensión de esto lo abrumó, tuvo que sentarse por la impresión. Ella lo amaba, y no solamente porque se había mantenido alejado.
—¿Qué he hecho? —murmuró y llevó ambas manos a su cabeza.
Dioses, ¿qué he hecho? se preguntó. La amaba y había causado todo esto, tenía que encontrarla.
Una mano apareció en su hombro y miró, Alec.
—Puede arreglarlo —le dijo —cuando ella regrese, cuando la encontremos puedes arreglarlo.
—Sí —susurró. Claro que lo haría, moriría en el intento.
Garrett suspiró pesadamente y lo miró, él también lo observaba.
—Lamento el golpe —le dijo con sinceridad.
—No hay problema —le dijo —me lo merecía.
—Claro que sí —dijo Martin y lo miró.

Bien, no todo tenía que ser perfecto, luego hablaría con él. Ahora tenía que encontrar a Bárbara y traerla de regreso a su hogar. Y entre más rápido comenzara a buscarla, más pronto la encontraría y le diría lo arrepentido que estaba de haberla alejado de él. 

No hay comentarios:

Publicar un comentario