lunes, 9 de diciembre de 2013

El placer de Jenna, Cuarta parte, Capitulo 8.


Capitulo 8

A la mañana siguiente Jenna despertó debido a unas manos que acariciaban su cintura. Ella suspiró y abrió los ojos.
Hugo estaba frente a ella, apoyado en la cama con su codo y Fabián detrás, acariciándola suavemente.
—Buenos días —murmuró y besó a Hugo.
Se giró para darle el mismo saludo a Fabián y gimió al sentir su excitación contra su cadera, se estremeció al sentir también a Hugo tras ella.
—Quieres ir enseguida al hospital —murmuró Hugo.
Ella suspiró.
—Primero quiero hacer el amor con los dos —Hugo gimió y afirmó su rostro para besarla.
Ella jadeó cuando los labios de Fabián se adueñaron de uno de sus pechos. Hugo la recostó de espaldas y bajó al otro para darle el mismo tratamiento.
Gimió.

Cuando unas manos abrieron sus piernas ella se acomodó mejor. Ambos la acariciaron enseguida, uno metió dos dedos dentro de su cuerpo y el otro acaricio su nudo, no supo quién hizo que cosa. Solo jadeó y cerró los ojos con fuerza. Movió sus caderas contra esa caricia y acaricio el cabello de ambos.
Hugo la dejó y jadeó.
—Necesito probarla.
Ella se mordió el labio y luego gimió al sentir su lengua en su carne caliente. Él la probó enseguida, la acaricio con su lengua y dedos casi con desesperación, como si no pudiera controlarse.
—Fabián —lo llamó, él dejó de observar a su hermano y la miró —ven, déjame probarte.
Él se estremeció y se acercó rápidamente.
—Espera—murmuró Hugo —siéntate frente a ella —le dijo a Fabián y él aceptó.
Al entender lo que quería Jenna se acomodó sobre Fabián y mientras lo llevaba  a su boca le mostró el trasero a Hugo. Él siguió probándola mientras ella hacia lo mismo con Fabián. Este gimió al sentirla y acarició uno de sus pechos.
No pasó mucho tiempo antes de que Hugo la penetrara por detrás y agarrara su cintura para que no se alejara, ella dobló sus esfuerzos causando que Fabián fuera el primero en correrse, luego ella y al final Hugo.
Todos jadearon en la cama y ella suspiró.
—Necesitaba esto —murmuró contra el pecho de Fabián.
—Yo igual —dijo él.
—Y yo —murmuró Hugo desde alguna parte —vamos dulce —le oyó decir y lo miró bajarse de la cama—tenemos cosas que hacer.


Ya estaban en el hospital tuvieron que esperar para poder ver a Sebastián. Jenna se sorprendió al ver a uno de los asignados de Bárbara allí, y luego de saludarse fue el quien los guio hacia la habitación.
—¿Cómo está? —le preguntó a Altaír.
Él la observó unos segundos.
—Dentro de su gravedad, bien.
Hizo una mueca.
—¿Se recuperará?
—Sí —confirmo él y suspiró tranquila, Hugo la atrajo a su pecho —pasara unos días aquí antes de ser trasladado a una habitación, luego de eso podrán estar más cerca de él.
—No entiendo que paso —murmuró Jenna y observó a médico.
—Lo siento —dijo él —solo que se fueron atacados mientras entrenaban en el bosque.
Asintió suavemente.
—Nunca había pasado eso.
—No —dijo Fabián y lo observó —jamás habían atacado de esta manera y menos a un grupo de chicos —él negó molesto.
Jenna estiró una mano hacia él y Fabián la tomó.
—¿Qué es lo que tiene? —le preguntó a Altaír.
—No te preocupes —contestó enseguida —lo más grave son algunos huesos rotos, por ahora estamos esperando que se recupere de eso antes de tratarlo.
Ella arrugó su frente.
—Aquí no es como en la tierra, podemos curar huesos rotos más rápido —ella suspiró y asintió.
Se sintió feliz de que no estuvieran en la tierra, allí las cosas serían muy diferentes.
—¿Cuándo podrá regresar a casa?
—Calculo que en dos semanas, y para que sepas y me ayudes, le daré un mes de reposo— ella asintió —probablemente a ti te haga más caso que a mí.
—Si es necesario lo atare a mi cama —Altaír sonrió suavemente — y a todo esto, ¿cómo esta Bárbara?
Jenna notó enseguida el cambio en los ojos del médico al hablar de ella.
—Bien—dijo con una sonrisa — un tanto estresada por él bebe pero bien —ella volteó sus ojos.
—No creo que este estresada por él bebe —él arrugó su frente —probablemente es por ustedes.
—¿Nosotros? —se oía confundido.
—Sí —dijo segura —apuesto lo que sea a que no la dejan hacer nada.
—Está embarazada —dijo él como si fuera una enfermedad grave.
—Sí, lo está, pero no enferma, si la agobian demasiado terminara molestándose.
Él arrugó su frente y observó hacia la habitación de tratamientos intensivos como si pensara. Jenna negó y observó a Hugo un segundo.
—Cuando estés embarazada —dijo él —yo te ataré a mi cama.

Ella negó divertida y apoyó su frente en el pecho de Hugo. Sonrió al oírle decir cuando estuviera embarazada, él ya lo daba por hecho e increíblemente ella también.

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