jueves, 5 de diciembre de 2013

El placer de Jenna, Cuarta Parte, Capitulo 6.



Capitulo 6

Jenna gimió y se afirmó al mueble con una mano, con la otra rodeo los hombros de Sebastián y por ultimo su cintura con sus piernas.
Él la afirmó de la cintura para continuar pisntoneado dentro de ella. Jenna jadeó y él la beso.
Unos segundos después ella gimió contra su boca al correrse y lo sintió seguirla casi enseguida.
Sebastián suspiró.
—Si vamos a hacer esto cada vez que salga de viaje, lo hare más seguido —ella se quejó y ocultó su rostro en su cuello.
—No me digas esas cosas —Jenna no quería que se fuera, siempre lo echaba de menos.
—Regresaré pronto, solo es un entrenamiento —asintió y él se alejó de ella un poco. Justo cuando la besaba la puerta de la cocina se abrió.
Sebastián se alejó lentamente de ella y miró por sobre su hombro, al verlo arrugar su frente se movió un poco y observó a Hugo allí, con la mandíbula apretada.

—Mm —dijo ella e intentó moverse, Sebastián no se lo permitió.
—Buenos días—dijo él, Jenna lo miró sorprendida.
Hugo se giró y los dejo solos enseguida.
—¿Qué haces? —le preguntó luego de vestirse.
—Él tiene que acostumbrarse a esto, debe dejar de pensar que solo le perteneces a él.
Ella volteó sus ojos.
—No soy un objeto, no le pertenezco a nadie —él agarró su rostro y la besó, Jenna suspiró.
—No querida, claro que no eres un objeto, pero si me perteneces, eres mi mujer —volvió a besarla y Jenna tuvo que ocultar su sonrisa.
Eran tan arcaicas sus palabras, pero tan extrañamente satisfactorias.
—Entonces tu eres mío —murmuró, él alzo una ceja.
—Eso lo dejamos claro hace tiempo.

Días después.
Jenna observó el teléfono en sus manos y luego la puerta.
Tres días, hacía tres días que no sabían nada de Sebastián.
—¿Dónde estás? —murmuró.
Pasos se escucharon detrás de ella y se giró para ver a Hugo bajar rápidamente.
Lo observó pasar a su lado sin mirarla siquiera.
¿Qué le pasaba?, se preguntó, hacía días que él no le hablaba, no desde que los había visto en la cocina.
Caminó hacia el lugar y se detuvo al lado de Hugo.
Sin mirarlo le preguntó.
—¿Qué pasa?
Él no dijo nada y lo observó, Hugo la estaba ignorando.
—No soy adivina, sino me lo dices esto nunca va a cambiar.
—¿Y qué debería cambiar? —dijo él sin un ápice de humor.
Hizo una mueca.
Que Hugo estuviera de ese humor, serio y apático, era horrible.
—Dime qué está mal contigo.
—Nada está mal conmigo —él se sirvió café.
—Hugo —soltó molesta y detuvo su avance hacia el comedor —siempre me dices que no eres un niño, compórtate como tal entonces, ¿qué demonios te pasa conmigo…
—¡Basta! —tronó él, Jenna se congeló al oírlo y abrió mucho los ojos —siempre te digo que no soy un niño pero sigues creyendo igual —él dejo el café a un lado —¿quieres saber que me pasa? —no dijo nada —me cansé de esto, de casi rogarte algo, de perseguirte, no tengo porque hacerlo.
Él se alejó de ella y Jenna tragó.
—No es por Sebastián —él se congeló.
—Sí, claro—le oyó murmurar. Hugo se giró y se estremeció al ver la frialdad en su mirada —él es todo lo que deseas cierto, es más viejo que ti, más adulto —soltó con ironía —mas todo, él no tiene que pedirte nada, con él no te comportas como una madre.
Jenna abrió la boca sin saber que decir.
—Yo no te trato así —jadeó.
—¿No? —dijo él —me regañas, te molestas, me corriges. Jenna, soy un hombre adulto y no tengo porqué demostrártelo. No más.

Sin decir nada más el salió de la cocina, dejándola sorprendida y sola, muy sola.

1 comentario:

  1. A ver como sacas de esta a Jenna, me muero de ganas por saber como se resuelven las cosas, a esperar a ver que se te ocurre para solucionar el berrinche, otro capítulo please...

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