domingo, 22 de diciembre de 2013

Como si fuera una tradición.




Relato para adictos a la escritura, este mes el tema es: Un tic navideño. Pero mas que un tic, quise escribir sobre las pequeñas cosas que se vuelven casi una tradición dentro de cualquier familia. Saludos y Feliz navidad.


Como si fuera una tradición.


Mi madre me dijo una vez que ella no sufría de ningún tic, nunca. Claro, yo le dije que sí, porque quién en su sano juicio hacia las mismas cosas año tras año.

Solo ella, mi madre.

Como todos los años, el mismo día, mi madre sacó de la vieja bodega el árbol de navidad, el cual tiene más años que yo. Cabe decir que sus ramitas verdes y plásticas apenas se mantienen pegadas, y que esta doblado hacia un lado, sin explicación alguna.

Cuando lo observé supe lo que iba a pasar, de memoria, así que solo por jugar miré mi hermano y murmuré, a la vez que mi madre hablaba.

—No olviden enderezar el árbol—. Él sonrió al verme y puse la típica expresión de mamá—. Ya saben que se enchueca como la abuela—. Voltee mis ojos y evite reír.


Mi hermano sacó una bolsa de supermercado y la abrió, ambos observamos las decenas de adornos navideños enredados con el cable de luces.

Ahora fue el turno de mi hermano, lo vi tomar la madeja navideña y murmurar.

—Recuerden desenredas las luces con cuidado, aun sirven—. Mi hermano alzó una ceja.

—Sí, mamá —contestó.

—Y claro —continuamos ambos—, revisen los adornos, igual los podemos usar de nuevo.

Mi hermano tomó uno de la madeja y lo empujó con fuerza, solo logró sacar el hilo que lo afirmaba. Me trague mi risa.

—Mamá, deberíamos comprar nuevos—. Ya conocía su respuesta.

—No, para qué, si estas aún sirven.

Ambos la miramos cuando llegó a nuestro lado, observó al pobre árbol esquelético y luego los adornos en las manos de mi hermano. Ella arrugó su frente antes de encogerse de hombros.

—No los vamos a tirar —dijo al verme abrir la boca, la cerré enseguida—. Eran de la mamá de tu papá, se pueden usar de nuevo.

Mi hermano y yo suspiramos.

Luego, cuando mi madre regresó a la cocina, ambos nos acercamos para conspirar.

—¿Y si le prendimos fuego?—dijo él.

—Nah —murmuré —demasiado extremo.

—Te dije que lo hiciéramos desaparecer.

Suspiré al saber que tenía razón.

—Solo nos queda hacer lo que todos los años.

Él observó los adornos y ambos pensamos profundamente. Un segundo después observó a nuestro alrededor, para asegurarse de que no había nadie cerca.

—Yo digo que las luces—. Negué con mi cabeza enseguida.

—Lo notara enseguida—. Arrugó su frente.

Él tomó una pequeña manzana dorada, conté tres más en la bolsa.

—Las manzanas —dijimos ambos y asentimos.

Este año era el turno de las manzanas.

Mi madre todos los años usaba el mismo árbol y los mismos adornos, solo que no sabía que mi hermano y yo cambiábamos un adorno, sin que se diera cuenta, por uno idéntico al viejo.

Este año, era el turno de las manzanas doradas y pequeñas.

Quizás si teníamos suerte, el próximo año podríamos cambiar el árbol sin que ella lo supiera. Ya era más que necesario, yo era la mayor y tenía 29 años,  y ese árbol, insisto, es más viejo que yo.

6 comentarios:

  1. Hola!
    La idea del relato está muy bien. Te sugiero revisarlo, hay algunos tiempos verbales que no concuerdan y palabras mal escritas.

    Felices Fiestas!!

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  2. Conspiraciones de hermanos. Eso sí que es algo típico. Me ha parecido tierno y dulce. feliz navidad.

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  3. Hola, Déborah!!

    Te sugiero lo mismo que Patricia, revisar ortografía, pues faltan muchos tildes, y tiempos verbales, hay varios errores. Además, Navidad siempre va con mayúscula.
    El relato es simpático, un tic muy molesto y egoísta, sin duda.

    Felices fiestas, hasta el año próximo!!

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  4. Déborah: Nunca, cuando vivimos esas escenas tan familiares, nos imaginamos cuánto las vamos a añorar en el futuro.
    Yo añoro el bacalao, que a veces me negaba a comer, la ensalada de col, que me parecía muy agria, las uvas, que había que separar ( doce) en platitos y que me parecía fastidioso ; pero sobretodo, añoro la sonrisa de mi madre, que ya no está conmigo. ¿Ya ves?, me pusiste sentimental.
    Recibe mi deseo por que tengas un ¡ FELIZ AÑO NUEVO ! : Doña Ku

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  5. ¡Hola! ¡Genial relato! ¡Eso cotidiano encanta! ¡Saludos!

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  6. Amo este relato. Hay detalles en la distribución de los diálogos en los que me confundí (con eso de que andan imitándola me enredé un poquito). Pero con eso incluido, me encantó. El cambio de un pequeño detalle cada año... ¡Es que...! ¿Ya dije que me encantó?

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