viernes, 22 de agosto de 2014

Yerie - Relatos cortos, Serie nuevo Edén.


Serie Nuevo Edén
Relatos cortos
Algo se posó sobre la cabeza de Yerie haciéndolo estremecer y salir de su inconsciencia. Cuando abrió los ojos se encontró con el rostro de un chico a su lado, uno que llevaba bata de hospital.
—Bueno, ya despertó —dijo este y miró hacia un lado.
El siguió la dirección de su mirada para encontrarse con que Alex estaba a unos pasos lejos de él, de pie cerca de una ventana. Por un segundo se sintió muy confundido, observo alrededor cuando el medico se alejó y fue allí que noto que estaba en la habitación de un hospital.
—¿Por qué… —preguntó pero se calló, Alex lo miró fijamente antes de observar al chico.
—Gracias, puedes dejarnos solos —el chico asintió y salió de la habitación.
Apenas la puerta fue cerrada y ambos quedaron solos, Yerie fue envuelto en un abrazo que lo sorprendió. Jadeo levemente y luego se quejó por el repentino dolor en su cabeza.

—Dioses Yerie —susurró Alex contra su cabello.
Lo abrazo de vuelta enseguida.
Porque estoy en un hospital, se preguntó, y donde esta Leslie.
Cuando el nombre se registró en su cabeza cayó en cuenta.
—Leslie —jadeo y empujo lejos de el a Alex para mirarlo—donde está, esos hombres se la llevaron —los hombros de Alex cayeron—Alex—lo llamo preocupado.
—Cálmate —dijo este y se sentó a su lado—tienes una contusión en tu cabeza no es bueno que te preocupes.
Él lo miró incrédulo.
—Que no es bueno —jadeo —alguien se llevó a nuestra mujer y te preocupas por una estúpida contusión.
Alex lo miró molesto enseguida.
—Que no preocupo —gruñó él—. Sabes cómo me sentí cuando te vi ingresar al hospital inconsciente, cuando fui a la casa y descubrí que Leslie no estaba por ningún lado, cuando vi la casa, los muebles destruidos —su voz aumentó en volumen, él se levantó y caminó de un lado a otro—, llevas dos días inconsciente, Yerie, no sabes cómo me he sentido, cómo están las cosas, no te atrevas a decirme que no me he preocupado.
Yerie abrió y cerró su boca.
—Tenemos que encontrarla, Alex —susurró y llevó una mano a su rostro, tenía ganas de destruir algo—no puedo ni imaginar lo que le va a hacer, lo que pudieron ya haberle hecho, tenemos que encontrarla.
Alex suspiró y lo observó.
—No fui capaz de protegerla —jadeo y abrió mucho sus ojos—, se supone que estaba allí para cuidarla y no puede hacer nada. Se la llevaron delante de mis ojos, la amenazaron, y pude hacer nada.
Yerie sintió que las lágrimas se reunían en sus ojos, su garganta se cerró impidiéndole seguir hablando.
—Yerie —dijo Alex y se acercó.
Se estremeció cuando lo sintió abrazarlo.
Él no lo comprendía, no vio la expresión de esos hombres, el no sabía lo que el sobre los rebeldes, la información que le ocultaban a la mayoría de los civiles. Ni siquiera como médico podía llegar a dimensionar lo crueles que podían ser los rebeldes.
Como periodista se enteraba de muchas cosas, y muchas de estas no podían salir a la luz. El consejo no lo permitía.
—No es tu culpa —dijo Alex—, agradezco que no te mataran.
Eso último lo suspiró.
—Ahora lo importante es buscar a Leslie, o averiguar qué es lo que quieren—.Yerie lo miró —a algunos hombres los han estado extorsionando a cambio de liberarlas.
Yerie trago tenso.
Pasó su mano por su rostro y empujó suavemente a Alex lejos de él.
—Hay que buscarla, averiguar quién se la llevo. Alguien debió de haber visto algo.
Él movió las sabanas a un lado y e puso de pie.
—¿Qué haces? —preguntó Alex enseguida—, acabas de despertar, no puedes…—él se calló cuando lo observo.
—no me preocupa eso, no me quedare aquí a esperar Alex.
Se observaron a los ojos unos segundos hasta que Alex asintió.
—Bien —soltó Alex —de todas maneras había pensado en eso.
Mientras él se vestía observo a Alex. Tenía ojera bajo sus ojos y estaba levemente pálido.
—¿Desde cuándo no duermes?
Alex lo miró y luego se encogió de hombros.
—Eso no importa, ya dormiré cuando ella regrese.
Yerie oculto su sonrisa enseguida al irlo. Por fin Alex estaba aceptando que sentía algo por ella. Él ya lo sabía, hacía tiempo que se había dado cuenta de que estaba enamorado de Leslie, y se lo había dicho a Alex, solo era él quien faltaba, porque a pesar de que él sabía que Alex sentía algo más que atracción por ella aun le costaba relajarse a su alrededor. Alex seguía teniendo miedo, miedo a perderlo a él, o a ella.
—¿Has hablado con tu hermano?
Alex hizo una mueca.
—¿Con cuál? —soltó—, Mikael, que parece alma en pena por la preocupación o Brian, que cada vez que me ve parece que va a matarme.
Yerie alzo ambas cejas al oírlo y Alex pasó ambas manos por su cabello.
—No he sabido nada de Brian desde hace días, ha desaparecido, y el general no me ha querido decir si eso se debe a él o no.
Yerie asintió.
—Y Mikael.
—Intenta mantener a su familia unida, desde que julia regreso está más tenso y preocupado que antes.
Yerie suspiro. Sabía sobre el hermano menor de Alex, otro médico, y sobre lo que a su mujer le había sucedido, la sola idea de que Leslie pudiera pasar por algo así lo hacía estremecerse.
—Vamos —dijo Yerie—, quiero cambiarme y luego ir a mi trabajo, quizás allí averigüe algo.

***

Dos días después.
Yerie suspiró y dejó caer sus hombros cuando las cámaras se apagaron. Tomó un vaso de agua a un lado y bebió el contenido de una sola vez, necesitaba algo más fuerte para mantenerse despierto.
—Yerie —jadeo un chico luego de acercarse, lo miró y esperó—, apareció.
Él se tensó enseguida.
—¿Qué? —susurró.
—Encontraron a un grupo de mujeres, las están avisando a sus asignados. El General acaba de llamar y dejó un mensaje…
Incluso antes de que el chico terminara de hablar Yerie salió disparado de la silla hacia su automóvil. Su teléfono sonó mientras corría por el pasillo. Contestó.
—Lo sabes —jadeo enseguida, solo una persona podía haberlo llamado.
—Sí —soltó Alex—, estoy en la casa, voy al hospital.
Yerie tragó y antes de colgar le oyó susurrar.
—Yerie, al parecer le dispararon.
Yerie se detuvo tan rápido que tuvo que afirmarse de la pared para evitar caer al piso.
Disparo, pensó, disparo, disparo, disparo.
La palabra reboto en su cabeza una y otra vez. Y era lo único en que podía pensar mientras conducía hacia el hospital.
Disparo.
Cuando llegó al hospital corrió hacia la recepción y pregunto por ella. Al oír que ella estaba en la sala de operaciones su alma cayó aún más debajo de sus pies. Sus manos temblaron contra la fría mesa y su rostro cayo hacia adelante.
Una mano se posó en su hombro y lo empujó hacia un lado. Yerie choco contra alguien que lo abrazo enseguida. Supo enseguida que ese era Alex. Se permitió ser guiado hasta una silla mientras el dolor se asentaba en su pecho.
Alex lo empujó hacia él y mantuvo un brazo sobre sus hombros. Ninguno dijo nada, el ni siquiera podía hablar.
Mientras esperaban Yerie escucho a pasos apresuraron. Levanto la vista y observo a 5 diferentes hombres casi correr hacia el hombre en la recepción. Este los observo a todos sin imputarse, debía esta acostumbrado a eso.
—Bárbara —oyó el que preguntaba el más alto de ellos, los otros cuatro esperaron tensos y callados.
Yerie no oyó la respuesta de recepcionista, solo los observo suspirar.
—¿Y no podemos verla? —preguntó otro de ellos, el hombre negó.
—No por ahora, deben esperar como los demás—el apunto hacia ellos y las sillas alrededor.
Los 5 se quejaron y caminaron hacia ellos.
En ese segundo otros 5 hombres llegaron con el recepcionista. Los observo como a los primeros y escucho que preguntaban sobre una tal Anais y Jenna. También les dijeron que debían esperar.
Cuando todos estuvieron ocupando el lugar se levantó un poco y dijo.
—Ustedes…—al oír su voz ronca, tosió un poco antes de continuar—, ustedes son los asignados de las amigas de mi mujer.
11 paredes de ojos lo observaron enseguida.
—Nosotros lo somos de Bárbara —dijo uno de ellos—, ellos son Alec, Altaír, Issac, Martin, yo soy Garrett.
Observó a otro hombre.
—Nosotros lo somos de Leslie —dijo él—, Alex y Yerie.
Volvió a asentir.
—Nosotros lo somos de Anias —dijo el de piel oscura—, Gabriel y Jeremy.
Miraron a los demás.
Uno de los gemelos hablo.
—Jenna —soltó el que se veía más tranquilo, —Sebastián —apuntó a uno de ellos —Hugo, yo soy Fabián.
Él asintió con suavidad.
—Lastima llegar a conocernos bajo estas circunstancias —soltó Alece, este suspiro y se sentó al lado de Yerie.
Ninguno de ellos volvió a hablar. Los 12 hombres esperaron en completo silencio alguna noticia. Y los primero sin poder ir a ver a su mujer fueron los asignados de Anais, luego los de Jenna, así siguieron los de Bárbara minutos después.
Cuando él estuvo a solas con Alex lo miró.
Alex observaba la nada, perdido en sus pensamientos.
—Ya salió de la operación —le dijeron de repente y observo al recepcionista a su lado, se puso de pie y Alex lo imitó —en unos minutos podrán pasar a verla pero estará inconsciente.
Yerie solo asintió.
Cuando pudieron llegar cerca de Leslie se estremeció al observarla. No podían ingresar a la habitación, solo ver a través del cristal.
Leslie tenía una serie de tubos y vendajes sobre ella. El observo la palidez de su hermoso rostro y apoyo una mano contra el cristal. Tenía tantos deseos de estar a su lado, de tocarla. Alex se movió a su lado y lo observo llegar a la pared frente a él y dejarse caer al suelo. Llego a su lado enseguida, agachándose enfrente.
—No puedo… —jadeo él.
Yerie se acecho y lo abrazo enseguida, lo sintió estremecerse y luego como su cuerpo se sacudía suavemente. Mantuvo sus brazos a su alrededor, conteniendo su propio de seo de llorar.
—Estará bien —susurró contra el cabello de Alex—, sé que lo estará.
Alex lo apretó contra él.
—No quiero perderla —susurró él.
—No lo harás —tragó —ninguno de nosotros la perderá.
Tomo el rostro de Alex y lo hizo mirarlo. Limpio con sus manos las lágrimas en al mismo tiempo que él.
—Es fuerte, lo sabes —Alex asintió con suavidad —probablemente más que nosotros, se…que estará bien.
Yerie se sentó a su lado y ambos observaron el cristal.
—La amo Yerie —le dijo Alex sin mirarlo, lo observo.
—Lo sé —contestó —yo también la amo.
Alex soltó una suave risa antes de mirarlo.
—Y pensar que tenía miedo de esto, de amarla, de perder a ti, a ella—. Él negó con su cabeza —y ahora, míranos.
Él suspiró.
—Solo podemos esperar.
Alex asintió enseguida.
—luego le diremos como nos sentimos—. Observó a Alex —y ya todo estará bien.

—Eso espero —murmuró Alex—, eso espero.

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