jueves, 27 de marzo de 2014

El Aeropuerto.



Hola, el siguiente relato corresponde al mes de Marzo: El desafio – Fase 2. Este trata sobre continuar una historia en base al párrafo escrito por otra escritora.
Este, el primer párrafo, fue escrito por María Od.
Saludos.

El Aeropuerto

“Baje del avión a las nueve de la mañana en punto, mi tía Samantha aún no llegaba, aunque no estaba segura de eso porque tenía mucho tiempo de no verla y quizá no podría reconocerla entre la multitud. Decidí quedarme inmóvil en el lugar donde estaba parada, sostenía un pequeño letrero con mi nombre, pero nadie se detuvo por un largo rato, las personas que iban y venían me esquivaban sin siquiera mirarme. Esto es la ciudad.”

Suspiré y miré alrededor intentando divisarla, quizás entre toda esa gente que iba y venía encontraría algo que me fuera familiar. La forma del rostro, los ojos o incluso en cabello, cualquier cosa que me dijera que no estaba esperando en vano. Solo que no había forma, color o textura que me ayudara en ese momento.


Intenté recordar alguna característica física especial de mi tía pero, a mi mente solo llegaron recuerdos de colores y formas, figuras sin definición especifica. Incluso olores aparecieron en mis recuerdos, de esos domingos en casa de mi abuela, cuando aún se reunía toda la familia.

Me pregunté por qué no podía recordar nada de mi tía si prácticamente, toda mi niñez, pasé una vez a la semana a su lado. Luego, en la adolescencia, simplemente esas visitas habían disminuido hasta desaparecer. Al darme cuenta de que había bajado el letrero lo levanté y volví a mirar alrededor.

¿Cómo es posible?, me dije. No recordaba nada de ella y hasta ahora, nunca me había detenido a pensar siquiera en lo que podía significar. Nunca me había preocupado por eso, por no ver a un familiar cercano, porque era eso, un familiar. Una parte de ti sabe que la veras en algún momento de tu vida, que siempre estará allí, que en verdad no importa si no la vez un año porque quizás al siguiente sea diferente. Pero ahora, a la luz de este momento, me di cuenta de que había dado por sentado algo como si nada.
Arrugué mi frente y miré alrededor sin ver en realidad.

Las personas, otros viajeros como yo, se reunían con familiares, seres queridos, amigos o incluso meros conocidos de distintas formas. Los abrazos, besos, apretones de manos y movimientos de cabeza, iban y venían en un sinfín de encuentros de los que no era parte.

Me pregunté cuántos de ellos se habrían dado cuenta del dilema en el que yo me encontraba, si alguno de ellos, los que esperaban o llegaban, se habrían dado cuenta de que se reunirían con alguien que quizás no habían visto en años pensando que apenas se encontraran seria como si nunca se hubieran separado, como si no hubieran pasado demasiado tiempo, más del  correcto, sin hablar con el otro siquiera.
Negué suavemente con mi cabeza y volví a alzar mi nombre en ese cartel. Varios pares de ojos lo observaron mientras yo también los observaba intentando adivinar. ¿Sera esa mujer de cabello rojizo o la de cabello castaño?, ¿será la alta o la baja?, ¿la que sonríe y mira alrededor, o la que espera en la silla y observa su teléfono?
Mi tía me reconocería a mí siquiera, su memoria sería mejor que la mía, incluso su preocupación. O yo sería la única persona allí que piensa que dejó pasar el tiempo sin preocuparse de alguien ni un poco. Que creyó que no era necesario siquiera.
Suspiré y volví a bajar el letrero, esta vez conscientemente. Observé el reloj en mi muñeca e hice una mueca, apenas habían pasado 15 minutos.

Mantuve en letrero arriba con una sola mano mientras que con la otra observaba mi teléfono celular. Busque alguna imagen referencial de mi tía y solo hallé una de mi madre, me sentí mal incluso al tener solo una de mi madre, y justo allí tuve una enorme sensación de molestia, de vergüenza. Qué clase de persona era que no me preocupaba por saber de los demás, de esos que consideraba importantes para mí.
Juré que no iba a permitir que esto volviera a pasar, ya era tiempo de que sacara mi vieja libreta de direcciones y me pusiera en contacto, aunque sea solo para saludar, con esos familiares lejanos o supuestos amigos de la escuela de los cuales nunca volvíamos a saber. Con esos que pasas doce años de tu vida y luego, no vuelves a ver nunca.

Mientras hacía promesas y observaba mi teléfono una mano se posó en mi hombro, alce enseguida mi rostro y me encontré de lleno con una mujer muy diferente a mí, o mi madre.

—Tía Samantha —dije suavemente, ella sonrió enseguida.

Luego me encontré en un abrazo apretado, mientras la mujer que me afirmaba hablaba sin parar, comparándome con mi madre y diciéndome como había cambiado. La seguí a través de aeropuerto sin dejar de sonreír y con una nueva misión en mi mente. Estaba segura de que muchos se sorprenderían al saber de mí luego de tanto tiempo, pero ya no me importaba, era tiempo de que dejara de pensar que todo estaba dado por sentado e hiciera algo al respecto.

11 comentarios:





















  1. Deborah: No cabe duda que María te dio una buena inspiración, ya que desglosaste tu narración con mucha fluidez y, por lo menos a mí, nos haces reflexionar a cera de cuanto nos alejamos de nuestros familiares. Siendo que alguna vez en nuestra vida fueron muy cercanos.
    Muy buen relato: Doña Ku


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    1. Gracias por comentar. La idea del relato era esa, hacernos pensar en nuestros familiares que están lejos, o incluso los amigos, y todas esas veces que no hablamos con ellos, saludos.

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  2. Tal y como lo has escrito, que me ha gustado, me recuerdas que tenemos que ver mas a la familia. Encantado con tu relato. Un abrazo.

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  3. Me encantó. Profunda, intensa, cargada de sentimientos, hace reflexionar... lo tiene todo. Encantada de leerte, saludos.

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  4. Me ha gustado, me ha resultado muy original. Yo también me monto monólogos internos mientras espero por alguien y ha sido muy graciosa la lectura. Un beso

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  5. Sin duda es un dilema por el que atravesamos alguna vez en la vida. Es bueno darse cuenta de cosas como esta a tiempo de poder cambiarlas.

    Un beso,

    Ellora

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  6. Con toda la naturalidad del mundo aprovechas un escenario amplio, lleno de personas y movimiento, para contar algo que está principalmente en la cabeza de la protagonista. Muy bien hecho.

    Sólo que todavía es posible que haya algo bueno en la tele o algo así, que haga que ella olvide su misión XD

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  7. Has desarrollado la escena inicial con mucha maestría, haciendo que el lector reflexione sobre uno de los aspectos más cotidianos de las relaciones humanas: la futilidad de los lazos de sangre.
    Un buen texto. Me gusto.
    Saludos
    ibso

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  8. No se como te habrás planteado desarrollar este relato, pero lo he visto con una continuidad sobre el párrafo inicial asombrosa, perfectamente podría haber sido la misma escritora la que escribiese todo el relato. Es una historia sencilla pero muy bien desarollada. Me ha encantado.

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  9. ¡hola Debora! Sin duda, es algo en lo que nunca reparamos, y es muy malo cuando se hace tarde y nada hacemos por remediarlo. Me gusto mucho tu relato, invita a reflexionar inmediatamente, es muy sentido. Yo hice ese párrafo como parte de una historia donde la protagonista conocía primero a otro personaje y después a su tía pero al final no se dio esa escena, y creo que tú le has dado un sentido más amplio y más significativo, me gusto mucho. ¡Un abrazo!

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  10. Hola, vengo con retraso, pero vengo. Me ha gustado el sentido que le das al relato, desgraciadamente, me he sentido algo identificado, porque hay a familiares que llevo mucho tiempo sin ver, y eso que viven cerquita.

    Un abrazo
    Antonio V. García.

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