Tercera Parte
La triste verdad
Capitulo 6
***
J.:
Lo supiste desde el principio. Debiste decírmelo esa noche.
C.: No estaba pensando mucho, además me avergonzaba.
J.:
Ahora todo es más confuso.
C.: Lo sé, ya no sé qué creer.
J.:
No puedo decir que fue verdad o mentira en nuestra relación.
C.: Es mi culpa, lo siento.
J.:
Terminemos con esto.
***
—Pero
que te paso—pregunto mi madre al verme, hice una mueca, quise pasar a su lado
pero me agarro de un brazo—otra vez con lo mismo—había lágrimas en sus ojos.
—No,
solo es una tontería, estoy bien—mentí.
—¿Con
quién peleaste?—preguntó.
—No
quiero hablar de eso—ella arrugó su frente.
—Pues
vamos a hablar de eso—dijo seria—me canse de que me evites, lo aguante porque
creía que era lo mejor, pero ahora no, no con esa mirada.
Estaba
demasiado cansado para discutir con ella así que la seguí a la cocina, me senté
en una silla y ella preparo café, cuando estaba listo me sirvió una taza y se
sentó frente a mí.
—¿Con
quién peleaste?—suspire.
—Con
Bastian, un amigo de Cindy.
—¿Por
qué?
—No
lo sé, solo no me agrada—la miré y ella asintió.
—Le
gusta Cindy.
—No,
no lo sé, no lo creo, son amigos—bebí un poco de café.
—¿Quien
vino a dejarte?
—El
papá de Cindy—ella arrugó su frente—ella cayó al lago, uno que está cerca de su
casa, casi se ahoga—ella llevo una mano a su boca preocupada—está bien, la
llevamos a urgencias y como estaba bien le permitieron irse a su casa.
—La
pelea fue antes o después.
—Antes—dije,
ella suspiró.
—No
deberían haber estado en el baile.
—Lo
estábamos, pero…—miré alrededor—salió todo mal, peleamos, ella termino conmigo
y se fue a su casa.
—La
seguiste—asentí—no se arreglaron las cosas.
—No,
pero espero poder arreglarlo.
—Me
agrada esa chica—murmuró.
—No
tanto como a mí.
—¿Por
qué terminaron? ¿Qué paso?
—Me
equivoque con ella, metí la pata hasta el fondo y paso.
—La
quieres—la miré y asentí—lo sabía, con ella has estado más tranquilo, mejor.
—Me
hace sentir mejor.
Nos
bebimos el café en silencio y al acabar le pregunte.
—
¿Cómo lo arreglo?—me miró—no sé qué decirle para que regrese conmigo.
—Dile
lo que sientes.
—Lo
hice—murmure—no me creyó.
—Demuéstraselo,
díselo de nuevo, la verdad es lo único que te puede ayudar—suspire y me puse de
pie.
—Lo
intentare—dije, deje mi tasa en el lavaplatos y me moví hacia la puerta.
—Cariño—dijo
ella, la miré—a veces hay que aceptar que algunas cosas no pueden arreglarse.
—No
puedo dejarla ir, tengo que hacer algo—ella asintió y sonrió.
—Entonces
tienes una oportunidad, solo inténtalo.
—Buenas
noches—le dije y salí de la cocina.
—Buenas
noches—le oí decir.
A
la mañana siguiente me queje por el dolor de mi estómago. Ese chico si sabía
golpear, pensé. Me puse de pie y fui al baño a mirarme.
Tenía
un corte en la ceja, un moretón en la mejilla y otro corte en el labio, además
varios moretones en mi vientre, algunas sobre las costillas.
Mi
madre me dijo que no era necesario que fuera a la escuela, en otro momento se
lo hubiera agradecido, ahora no, tenía que ir.
Varios
o casi todos en la escuela me miraron fijamente, los más sorprendido fueron
Tomas y Rodrigo, Gustavo solo alzo una ceja.
—¿Qué
demonios te paso?—pregunto mi amigo.
—Cindy
termino conmigo—dije, él arrugo su frente.
—No
le bastó con terminar contigo, también te golpeo—voltee mis ojos.
—Bastian
fue, nos peleamos.
—Ahora,
no entiendo nada—dijo él.
—Es
muy complicado—dije yo, lo miré diciendo luego.
—Cómo
es que te peleaste con Bastian—pregunto Rodrigo.
—Estaba
con Cindy, en el lago—arrugaron su frente—ella fue allí luego de que termináramos
y la seguí, discutí con Bastian y comenzó la pelea.
—Debe
ser bueno peleando—dijo Gustavo.
—Lo
es—asegure.
Busque
a Cindy por el lugar, no sabía si vendría, lo dudaba, se supone que tenía que
descansar, aun así tuve la esperanza de verla.
En
clases de deporte me mantuve a un lado, el entrenador no me dijo nada. Tomas se
acercó a mí luego de correr.
—Y
qué fue lo que paso.
Se
lo dije, completamente, la discusión en el hotel, la pelea con Bastian, el
accidente, él solo me escucho.
—Una
noche divertida—murmuró.
—Bastante—dije.
—¿Qué
vas a hacer?
—No
lo sé, solo quiero hablar con ella—suspire.
—Crees
que hable con Liz—lo miré y negué, se relajó—está en su derecho, solo…
—No
lo hará, le dije que tú no habías hecho lo que yo, creo que me creyó—él asintió.
Miré
a Gustavo correr por la cancha de fútbol y arrugue mi frente, siempre me
pregunte por qué me juntaba con él si nunca nos hemos llevado bien.
—La
última semana—dijo Tomas.
—Luego
las vacaciones y el último año.
—Has
pensado que vas a estudiar.
—Fotografía
profesional—lo miré, sonrió suavemente.
—No
vas a seguir con el tenis.
—No,
me gusta, pero prefiero lo otro y tú.
—Aun
no lo sé, tengo algunas idea, nada definitivo.
—Y
Liz—pregunte, sonrió.
—Cocina
internacional, quiere ser chef—nos reímos.
Cuando
el entrenador le grito a Tomas que regresara a la cancha él suspiro.
—Mejor
voy—murmuró y se alejó de mí
Tomas
tenia suerte, él había sido amigo de Liz, la había conocido porque quiso
hacerlo, se había enamorado y ahora salía con ella, tenía un futuro con ella,
por tanto tiempo como quisieran, podía acabarse mañana pero sería porque así
eran algunas relaciones, no porque el cometiera un estúpido error. Suspire y me
apoye en la banca, tenía que arreglar esto, debía haber alguna manera.
***
Lo miré un segundo en la última clase de matemáticas,
el profesor solo nos dejó andar a nuestras anchas, Jet se giró para mirar en mi
dirección y baje la vista.
—Aun no puedo creer que terminaran—me dijo Anita, la miré.
—Paso.
—Esto va a ser extraño con nosotros—dijo Liz—yo
saliendo con Tomas y Anita con Rodrigo.
—No salimos—dijo ella.
—Pero casi—contesto Liz.
—No tiene nada que ver con ustedes, no se sientan
incomodas ni nada—me encogí de hombros.
—Pero por que terminaron—insistió Liz.
—Solo paso, las cosas no resultaron como queríamos, no
sentimos lo mismo, por lo menos él no lo siente—Maly soltó un bufido.
—Ese chico te adora, mas, te ama, como puedes creer
que no siente nada por ti—hice una mueca.
—Lo creo, y ya paso, eso ya se terminó.
—En verdad peleo con Bastian—pregunto Anita,
asentí—increíble—dijo.
—Es horrible—murmure—no quiero volver a ver algo así.
—¿Que va a pasar con el paseo a la playa?—preguntó
Maly, suspire.
Habíamos estado planeando esa salida desde hacía
semanas, las miré a todas.
—No lo sé, no quiero que la cancelen pero…
—Si no vas, o no va él—dijo Maly—no será lo mismo, la
planeamos para todos, nos hemos hecho amigos, o novios—miro a las chicas—debes
ir y relajarte.
—En verdad no te gusta Gustavo—le pregunto Liz a ella,
Maly la miro y negó.
—No lo conozco lo suficiente y lo que he visto de él
no es agradable—asentí de acuerdo.
—Hay que hacerlo—dije, las miré—tenemos que ir, el
ultimo día que estaremos todos juntos, luego de eso no será hasta el próximo
año.
Sonrieron y suspiré.
Miré al grupo de Jet, no me haría daño una última
salida. Extrañamente después del accidente me sentía relajada, lo peor había
pasado, había acabado, no tenía por qué seguir molesta o herida, era mejor que
lo olvidara y continuara con mi vida.
Yo sabía que él deseaba hablar conmigo, yo aún no
estaba lista y por suerte, para mí, debido a las calificaciones y demás estuve
todo el resto del día ocupada y no lo volví a ver. Sabía que iba a tener que
enfrentarlo en algún momento, solo…sabía que no podría hacerlo por ahora.
En la playa.
Liz le entrego una bebida a Tomas y se sentó a su
lado, él la abrazo mientras hablaba con Jet. Miré a Anita que jugaba con
Rodrigo en el agua y luego a Maly que ojeaba una revista, Gustavo nadaba no muy
lejos de la orilla.
—Voy a caminar—les dije y me puse de pie.
—No te pierdas—dijo Liz.
—No lo hare—le asegure y me aleje de ellos.
No estuve mucho rato sola, Jet apareció a mi lado y
caminamos en silencio. Cuando llegamos a unas rocas camine por ellas hasta
sentarme, él lo hizo a mi lado, a unos centímetros de distancia.
—¿Podemos hablar ahora?—preguntó—o eso arruinaría tu
día.
Lo miré, se había cortado un poco el cabello y ya sus
heridas se estaban curando.
—No, hablemos—dije, él asintió.
Ninguno dijo nada, yo esperaba que él dijera algo y
probablemente él esperaba lo mismo de mí.
—¿Por qué me agradeciste ese día?—recordé—el del
accidente—pareció pensarlo un segundo.
—Claro, lo hice. Te agradecí porque te pedí que no me
dejaras, que no murieras—asentí—sé que suena raro, pero…—se encogió de hombros.
—Tomas hablo conmigo el otro día.
—Lo sé, me lo dijo, gracias por no decírselo a las
demás.
—Dije que no lo haría.
Silencio de nuevo.
—Tu amigo sí que sabe pelear—comentó.
—Sí, lo sé—alzo una ceja—lo he visto, antes, peleaba
mucho. Tenía problemas en su casa y se desquitaba de esa manera.
—Entiendo—dijo y miró alrededor—yo también lo hacía.
—Si—pregunte, me miró.
—Cuando era un niño, luego de que mi padre nos
abandonara.
—Ya veo—murmure, una cosa que no sabía de él.
Nos quedamos callados y miré el mar.
—No te pone nerviosa estar aquí—pregunto, negué.
—No—me encogí de hombros—no puedo seguir teniéndole
miedo—apunte el océano con mi mano.
—Eso está bien—murmuro.
—¿Cómo está tu hermano y tu mamá?
—Bien, bien—dijo—mi hermano me ha preguntado por
ti—sonreí suavemente—le dije que quizás lo irías a ver—me miro.
—Quizás vaya—le dije.
—No te sientas forzada ni nada—negué.
—No, está bien.
Ambos suspiramos.
—Me siento como si estuviera en un campo minado—lo miré—creo
que si digo algo malo te alejaras de mí, no deseo eso —negué.
—No te sientas así, vamos a tener que hablar en algún
momento, creo que este es el mejor—asintió.
—Cuando hice la apuesta no creí que te haría daño—lo miré
y arrugue mi frente—sé que suena estúpido, pero según yo nunca te enterarías,
la relación solo acabaría, como cualquier otra.
—Ya veo—murmure, descubrí que ya no me dolía tanto
pensar en eso. Echarle la culpa de todo a él no fue bueno.
—Después, me descubrí queriendo saber más cosas sobre
ti, use las clases para eso—asentí—creo que me enamore de ti antes de que
comenzara la relación—lo miré y no dije nada—pero me di cuenta de que lo estaba
luego de que te fueras de viaje, ese día que regresaste. Fue increíble.
Miré alrededor pensando.
—Si fue ese día, según tú, por qué hablaste con
Gustavo tiempo después.
—No había pensado mucho en eso, sabía que tenía que
hablar con él en algún momento, ese día simplemente paso.
—Ya veo.
—¿Por qué no me dijiste que lo sabías?
—Porque estaba molesta, quería demostrarte a ti y a mí
que podía jugar tú mismo juego, creí que podía darte una lección—lo miré—sé que
debí decírtelo enseguida.
—No me crees—preguntó y lo miré.
—¿Qué cosa?
—Que te amo—arrugue mi frente al oírlo—no, no lo
haces.
—Cada vez que lo dices pienso en la apuesta, además
yo…—suspiré.
—Es la verdad, te amo—ambos miramos a la playa—no hay
una forma de que me perdones, cierto.
—Jet—lo llame, me miro casi suplicando y se me encogió
el corazón—lo siento—murmure—todo esto es mi culpa, nunca debí aceptar ser tu
novia.
—No digas eso, yo…—negué.
—Yo supe desde el principio lo que pretendías—él
arrugó su frente—los oí a ti y a tus amigo hablando ese día en la biblioteca.
Él miro alrededor y luego a mí.
—Ya…veo—murmuró—quieres decir que solo saliste conmigo
por la apuesta, estabas jugando conmigo—lo miré y alce unza ceja.
—Te parece conocido—él negó.
—Eso no justifica…—se calló y me miro, lo único que
quedaba de su expresión era molestia.
Paso sus manos por su cabello, estaba molesto,
probablemente se sentía igual que yo cuando lo oí, decepcionado.
—Me dices que te enamoraste de mi luego de conocerme—miré
hacia al frente—yo también—abrace mis piernas—me enamore de ti después, luego
de que nos hiciéramos novios.
—¿Cómo creerte?—murmuró y lo miré.
—Ese es el punto, creer en lo que dice el otro, no nos
tenemos confianza.
—Esto es tan confuso—asentí—no entiendo por qué…
—Si pudiera, te contaría desde el principio todo,
porque lo hice—negué—pero no sé cómo decirlo, como explicártelo.
—Yo tampoco lo sé, ni siquiera entiendo para que
quieres que lo sepa—él se puso de pie y lo observe.
—Solo me gustaría hacer algo bien, que algo entre los
dos fuera verdad.
Jet me observó unos segundos y luego negó, lo vi
alejarse por la playa, caminar pesadamente, con los hombros caídos. Sabía lo
que tenía, él había venido a mi pidiendo perdón, buscando una oportunidad, pero
como podía si yo también lo había engañado, no quería que pensara que él se
había equivocado, no quería que me viera con cariño sin imaginar lo lejos que
llegue simplemente por estar molesta. La verdad era lo único que podía darle.
Regrese con los demás después de una hora y solo había
tenido una idea, una muy absurda idea que nos permitía saber exactamente qué
fue lo que sintió el otro. Mis amigas me miraron cuando me senté lejos de Jet,
él no me miro y yo fingí que no estaba triste de nuevo.
Al llegar a mi casa tome mi teléfono y espere unos
minutos, luego lo llame.
—¿Qué pasa?—preguntó en seguida.
—Te molesto—dije recordando los mensajes telefónicos
de hace tiempo.
—Si—dijo él, nada más. Suspire.
—Lo siento, lo que pasa es que tuve una idea que puede
permitirnos saber cómo vivió el otro esta relación—silencio—algo que nos
permita contarle al otro nuestra verdad.
—Te preocupa mucho esto, aun cuando ya no hay una
relación—cerré los ojos un segundo.
—Sí, lo hace, no quiero que pienses que yo…—me callé.
—Jugaste conmigo
—Sí.
Él permaneció en silencio unos segundos.
—¿Qué idea?—me relaje un poco.
—Escribir.
—Que.
—Sé que suena raro, pero si lo escribimos sabremos qué
fue lo que paso—miré alrededor—lo escribiremos ambos, cada uno contando algo,
alguna parte de la relación, algo que creamos es importante.
— ¿Que pasara al acabar?
—No lo sé.
—Está bien.
—Podemos mandarle al otro lo que escriba por correo
electrónico.
—¿Cuánto tiempo nos tomara?—preguntó cansado.
—No creo que mucho, solo unos días—esperó.
—Entonces hablamos mañana—asentí.
—Bien, gracias—él suspiro y colgó.
Había que hacerlo, terminar, cerrar el círculo,
después veríamos que hacer.
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