Cuarta Parte
Año nueva Vida nueva
***
Era temprano por la mañana cuando estaba
ingresando al colegio, era el primer día de clases.
—Hola
Jet—dijo una voz a mis espaldas y me trague mi mueca.
—Bárbara—salude.
La chica estaba a mi lado, mas bronceada que de costumbre e igual de rubia.
—Me
entere de algo interesante.
—Ya—le
dije.
—Terminaste
con esa chica, no—la miré—sabía que no era para ti—levantó su mano para tocarme
pero me aleje un paso, congeló la sonrisa en su cara.
Algo
bueno en el primer día de clases, Bárbara no me atraía, ni un poco, al
observarla me pregunte sinceramente que le había visto, por qué había salido
con ella si la mayoría del tiempo que pasamos juntos solo nos besamos o más.
Entendía el porqué, claro, pero como estuve tanto tiempo con ella, ahora me era
sorprendente. Sonreír y ella arrugo su frente.
—Adiós,
Bárbara—ella abrió la boca para hablar pero me aleje rápidamente y solo me gire
para verla parada en el mismo lugar donde la había dejado.
El
día paso sin problemas, en la primera hora descubrí que tenía una clase con
Cindy, la segunda hora fue igual, esta última también. Al parecer las tenía
casi todas con ella como compañera.
El
profesor de matemáticas dio una noticia interesante.
—Continuaremos
con las parejas de estudio, son las mismas si su compañero se encuentra en esta
clase, si no infórmelo para buscarle una.
Suspire
y miré a Cindy, ella tenía el ceño fruncido, se giró a hablar con sus amigas y
yo miré hacia el frente.
Había
tomado una decisión con respecto a lo nuestro, pase todo el verano pensando en
ello y no veía una mejor salida.
Al
final de la clase el profesor nos dio la primera tarea y todos nos quejamos. Miré
a Cindy pararse delante de mi mesa, como ella mantuve la expresión de mi cara
neutral.
—Tenemos
que organizar las clases—dijo ella, nada más, asentí y me puse de pie.
—Si
quieres vamos a mi casa.
—Claro
—dijo sin ni un poco de humor.
Me
despedí de mis amigos. Tomas salió con Liz mirándome serio al igual que su
novia, habían sobrevivido las vacaciones, me alegré por ellos.
Caminamos
en silencio hasta mi casa.
—Hola
—le dijo ella a mi hermano —que guapo.
Aníbal
había entrado al jardín de niños, tenía que usar un uniforme, aun lo llevaba
puesto.
Mi
hermano sonrió, luego ella saludo a mi madre que me miro llenas de preguntas,
subimos a mi cuarto. Ahí ella dejo su mochila en el suelo y se sentó. No miró
nada a su alrededor, había agregado fotografías.
Cindy
sacó un cuaderno y comenzó a anotar.
—Aun
estas en tenis.
—Sí
—dije sin dejar de mirarla.
—El
horario.
—El
mismo que el año pasado.
—Martes
y jueves —ella anotó en el cuaderno creando un calendario.
—Sí
—aseguré.
—Entonces
estudiaremos lunes y viernes —arrugué mi frente, el año pasado también habían
sido los miércoles —los miércoles —continuo ella —serán alternados, así que
serán dos veces al mes, podremos descansar de esa manera.
Ella
siguió mirando su cuaderno y la observé, se había cortado el cabello, hasta un
poco más debajo de sus hombros y lo llevaba suelto. Noté que tenía una venda en
su muñeca, oculta por su ropa y sentí mucha curiosidad y preocupación.
—¿Dónde?
—le pregunté, levanto la vista — ¿dónde vamos a estudiar?
—Tratemos
de ir alternando los lugares, un día en tu casa y otra en la mía, incluso
podemos hacerlo en la biblioteca de la escuela, la cierran tarde —asentí.
—Es
buena idea.
Nos
quedamos en silencio.
—Trabajemos
—dijo ella y asentí.
Solo
nos tomó 30 minutos realizar la tarea, al acabar levante la vista y la pille
mirándome.
—Crees
que es bueno que seamos compañeros de estudio —me puse de pie y llegué a mi
cama, me miró.
—Ya
no quieres estudiar conmigo —preguntó.
La
miré pensando.
—¿No
es lo mejor? —le pregunté —no estarías más cómoda.
—Cómoda
—repitió ella —tú no lo estás.
Me
encogí de hombros, ella solo me observó.
—¿Quieres
estudiar conmigo? — preguntó.
—Sí,
porque no —apoyó su brazo en el escritorio y luego lo quito, arrugué mi frente.
—El
año pasado nos fue bien a ambos —dijo.
Más
que bien, pensé.
Apunté
su mano.
—¿Por
qué la venda? —ella la miró un segundo y luego sonrió.
—Me
caí de un caballo —me tense —Máximo.
—¿Qué
estabas pensando para caerte?
Se
encogió de hombros y pasé mi mano por mi cabello sin saber que decir. Estuvimos
callados un rato y miré el calendario que había hecho.
—¿Qué
pasa con el fin de semana?
—Solo
serán para las emergencias, si tenemos un examen difícil o un trabajo.
Asentí.
—Has
pensado en todo.
—Fuimos
un poco desorganizados el año pasado.
—Nos
fue bien, por lo que recuerdo.
—Lo
sé —suspire y me recosté en la cama, miré el techo.
—Mejor
me voy —dijo ella y la miré, guardaba sus cosas.
Me
senté en la cama y ella me ignoró.
Se
supone que teníamos que hablar sobre nosotros, en que terminaría todo esto. El
año pasado, al saber lo que había hecho me había sentido engañado, como si todo
lo que hubiera vivido hubiera sido una gran farsa, extrañamente eso no cambiaba
lo que sentía, solo me hizo sentir como un estúpido. También pensé en lo que yo
había hecho y como se hubiera sentido ella si lo hubiera sabido solo al final,
obviamente hubiera sido peor. Al final las cosas simplemente habían tenido un
término medianamente bueno, si se podía decir, ambos sintiéndonos como
estúpidos.
Ella
se puso de pie y la imité, quedamos frente a frente, ninguno se movió.
—Entonces
hasta el próximo viernes —asentí.
Ambos
nos acercamos para despedirnos con un beso en la mejilla, eso pensé yo, pero
por alguna razón ninguno ladeo su rostro, solo nos encontramos al medio, boca
con boca.
Me
deje llevar por la situación. La abracé y ella a mí, su mochila sonó al chocar
contra el piso y sentí sus manos llegar a mi cuello. Sus dedos tocaron mi
cabello y yo hice lo mismo al tomar su cabeza para mantenerla ahí, donde la
quería.
Jadeamos
al alejarnos, la miré y mantuvo sus ojos cerrados, sonreí y volví a besarla. Al
acabar me miró y luego bajo la vista, se alejó de mí.
—Tengo
que irme —dijo y agarró su mochila, alcancé a agarrarla de su brazo, se detuvo
y la abracé por la espalda.
—Esto
se debe a lo que creo —suspiró —dime.
—¿Tenemos
que hacer esto ahora? —asentí a su lado.
—No
lo sé, quieres esperar hasta mañana, pasado mañana o la próxima semana, o
quizás algún día dentro del mes—se giró y alzo una ceja—solo lo pregunto.
—Sigues
molesto conmigo.
—¿Por
qué lo dices?
—Ya
dije que lo siento, que hice mal, pero tú también—se cruzó de brazos—me niego a
sentirme culpable más tiempo.
—¿Te
sientes culpable?
—Antes,
ya no —asentí suavemente —tú no.
—No
—negué y volteo sus ojos —me sentí como un idiota, pero ya paso.
—Me
alegro por ti —murmuró, sonreí, ella me miró y arrugo su frente —creo que
tienes razón en eso de cambiar de compañero de estudios.
—Ya
no quieres estudiar conmigo.
—Siempre
vamos a pensar en lo que paso, solo nos sentiríamos incómodos, no creo que sea
difícil encontrar a otra persona para estudiar —ahora yo arrugue mi frente.
Como
si fuera a permitir eso, pensé.
—Pero
sería raro.
—¿Por
qué?
—Si
vamos a ser novios sería raro que nos encontráramos con otros durante la semana
—ella alzó una ceja.
—Ni
tanto —sonrió —no tienes porqué estudiar con otra chica —me trague mi risa.
—No
voy a ponerme a estudiar con un desconocido, Rodrigo y Tomas estudiaran con sus
novias, para eso mejor estudio solo, o —sonreí —con una chica.
—Entonces
estudiare con un chico —abrí mi boca y la cerré.
—Mejor
dejemos las cosas como están —me miró —me refiero a los estudios.
—Está
bien.
La
tome de la mano y la lleve a mi cama, nos acostamos, ambos mirando el techo.
—Me
gusta esta cama—dijo, acomodo los cojines detrás de ella —nunca te lo dije.
—No,
nunca lo hiciste. Tu cama es más grande —asintió.
—Sabes
porqué deje algunos miércoles fuera y los fines de semana.
Negué.
—Porque
el año pasado nos pasamos más tiempo estudiando que juntos, claro salimos, pero
fueron pocas veces, puedo contarlas con los dedos de mis manos.
—Ahora
debe ser diferente —estuve de acuerdo — ¿confías en mí? —pregunté.
—Sí,
lo hago —se apoyó en un brazo y la imite, acaricio mi rostro con sus dedos y
cerré los ojos—como dicen, año nuevo cuenta nueva—me reí suavemente—tu confías
en mí.
—Sí,
claro que si —me miró a los ojos y acaricie su rostro —te extrañe todo el
verano, cada día. Cindy, yo sabía, de antes de que todo acabara lo que siento
por ti, eso no ha cambiado nada—sonrió suavemente.
—Yo
también lo sabía, por esa misma razón te dije la verdad ese día en la playa —asentí.
—Dímelo
—pedí —dime lo que sientes, quiero oírlo.
Se
recostó en la cama sonriendo y me acerque más.
—Hazlo
—me miró.
—Tu
primero —alcé una ceja, me incline hacia ella y le susurre.
—Te
amo —me abrazó por el cuello y acercó su labios a mi oído.
—Igual
yo —susurró—también te amo.
Nos
miramos a los ojos unos segundos. Ahora volvía todo a su lugar, sentía que ya
no estaba perdido, que importaba lo que había pasado si ahora todo estaba bien.
Ella
me empujó hasta acostarme en la cama y la bese suavemente al principio, se
apoyó en mí y puse una mano en su espalda y la otra en su cabeza para
afirmarla. El beso cambio y la besé a mi ritmo, como hacía mucho quería hacerlo
y cuando escuche un gemido escapar de su boca sonreí, quería oír más de esos.
—Entonces
que somos ahora —preguntó mientras me entretenía en la curva de su cuello.
—Amigos
con ventaja —susurré y se estremeció.
—Prefiero
algo más convencional, como novios.
Mordí
su cuello suavemente y luego pasé mi lengua, ella movió su rostro buscándome y
la bese, la recosté en la cama, bajo mi cuerpo manteniéndola prisionera.
Entrelacé mis dedos con los de ella y puse una de sus manos sobre su cabeza. La
seguí besando largo rato, solo me alejaba para que ambos pudiéramos recuperar
el aire, pero yo me movía por su cuello, besando la piel, oliendo.
—Por
favor—susurró ella.
—Que
cariño, que quieres.
—¿Qué
somos?
—Mm
—puso su mano en mi boca y levanté la cabeza.
—Nada
de besos a menos que respondas, somos novios de nuevo —quite su mano.
—Quizás.
—Tus
quizás me dan mucho que pensar —me reí con más ganas y apoye mi cabeza en su
cuello.
Ella
acaricio mi cabello un segundo como sabía que me gustaba, luego me abrazo.
—¿Quieres
que me mueva? —le pregunté luego de un rato.
—Sabes
que no —dijo, sonreí.
La
miré.
—Te
amo —le dije, ella sonrió suavemente, como me gustaba.
—Lo
sé —me beso y ahora yo gemí. Se alejó un poco solo para decirme —yo también te
amo.
Suspiré
contra sus labios y la bese, en ese momento tocaron a mi puerta, sabía quién
era por los golpes, me queje contra su cuello y rio. Como siguieron insistiendo
me aleje de ella, Cindy se puso de pie, arreglo su ropa y abrió la puerta, mi
hermano estaba ahí.
—Hola
guapo —dijo ella. Mi hermano le entregó una hoja y un lápiz.
—Caballo
—le dijo.
—Lo
que quieras —le respondió y caminaron a la cama, los miré y les hice espacio.
—Este
niño recibe más atención que yo —ella se sentó en el suelo y comenzó a dibujar.
—Es
como una mini versión de ti.
—Crees
que será igual que yo cuando crezca —asintió —te mantendré alejada de él.
—Que
gracioso —dijo y piñizco mi vientre—además soy una mujer soltera, cuando él
tenga 18 yo tendré 31, no es tanto —solté una carcajada y luego me callé.
—¿Y
quien dijo que eras soltera? —me miró —eres mi novia, que no se te olvide.
—Para
nada —aseguró, miró a mi hermano.
La
observe hablar con él y dibujar.
Mi
hermano ya hablaba correctamente, con confianza. Yo me sentía mejor gracias a
ella. Cuando terminó el dibujo mi hermano le agradeció y salió del lugar, Cindy
se puso de pie y cerró la puerta con seguro, me miró
—En
que estábamos —llegó a mi lado y le hice un espacio en mi cama.
—Acuéstate
aquí y te lo mostrare —sonrió mientras lo hacía.
C.: Estuvimos a un paso.
J.:
¿Qué?
C.: Que estuvimos a un paso de que esto terminara.
J.:
No dicen que hay solo un paso entre el amor y el odio.
C.: Que haremos con esto.
J.:
Guardarlo de recuerdo, que más.
C.: No se lo has mostrado a nadie, cierto.
J.:
Mm.
C.: Jet, no se lo has mostrado a nadie, ¿cierto?
J.:
Claro que no, como podría, es privado.
C.: Aja.
J.:
Sabes que Gustavo y Barbie son novios.
C.: ¿Por qué cambias de tema? Jet Farraguer a quien se
lo mostraste.
J.:
No se lo he mostrado a nadie, por Dios. Sabes que si seguimos así vamos a tener
que escribir una segunda parte.
C.: Jajaja.
J.:
No es gracioso.
C.: Esta bien, solo creo que estas inventando una
excusa para meterte a mi cuarto, con eso de la reconciliación.
J.:
¿Funciono? Oye, piensa que pronto entraremos a la universidad, no tendremos
mucho tiempo libre.
C.: Esta bien, creo que tienes toda la razón.
J.:
Sabía que no te negarías. No, solo estoy bromeando. Cindy. Cindy.
C.: Deja eso y ven de una vez.
J.:
A tus órdenes, cariño.
C.: Lo sé.
Fin.
No hay comentarios:
Publicar un comentario