lunes, 1 de septiembre de 2014

Mikael - Relatos cortos, serie Nuevo Edén, Ellos.


Serie Nuevo Edén
Relatos cortos
Mikael jadeo  y observó a la mujer recostada en la cama. Lentamente se acercó a ella, casi como si temiera que pudiera desaparecer si dejaba de verla. Habían pasado dos semanas desde la última vez que la había visto, 14 días completos sin ella.  Cuando llegó cerca extendió una mano justo en el momento en que ella abrió los ojos.
Lucía lo observó fijamente, sus ojos calor xxx se clavaron en los suyos con intensidad. Mikael abrió y cerró la boca sin saber que decir o hacer.
No me rechaces, pensó con fervor, por favor no me tengas miedo.
—Lucía —susurró y cuando los ojos de Lucía se llenaron de lágrimas llego a su lado enseguida. La envolvió en un abrazo y la mantuvo contra su pecho mientras ella lloraba u se estremecía. Él también tuvo deseos de llorar, de quedarse así hasta que todo hubiera acabado, solo que se contuvo, no quería agregar más tristeza a lo que ya estaba pasando.

Cuando la puerta fue abierta de un estruendoso empujón Lucía salto contra su pecho y se ocultó más contra él. Mikael observo hacia la puerta para ver a Damián allí, agitado y con su cabello negro revuelto. Sus ojos castaños lo observaron antes de que mirara a la mujer entre sus brazos. Su amigo se estremeció y se movió hacia una silla a un lado para dejarse caer agotado antes de apoyar sus codos sobre sus rodillas y ocultar su rostro contra sus manos.
***
Una hora después ambos observaban a Lucía a través del cristal. Ella había sido dormida y ambos fueron sacados a fuerza de su habitación. Nadie podía acercársele por unos días.
—Si no hubiera sido por él —le dijo a Damián, Mikael se estremeció levemente y cubrió su boca con una mano un segundo.
Si no hubiera sido por él, ella jamás hubiera sido secuestrada, pero no, Stefan había querido tenerla para él solo, y había aceptada obedecer a ese hombre, Matt. Solo que luego, al darse cuenta de lo que había hecho ya ninguno de ellos había sido capaz de encontrarla.
—¿Crees que sepa que él la entrego? —le preguntó Damián, lo miró y negó con su cabeza.
—No lo sé pero no lo creo, nos habría dicho algo.
—Apenas habló con cualquiera de nosotros.
Damián se movió hacia una silla y oculto su cabeza entre sus manos.
Mikael sabia como se sentía, había sentido esa misma desesperación hacia unos días, ya no le preocupaba el no saber dónde estaba o que habría sido de ella, ahora le preocupaba el como estaba, el que pasaría en ahora en adelante con su familia, la que habían estado intentando formar antes de que todo esto sucediera.
—Creo que deberíamos decírselo.
Mikael lo miró enseguida.
—Crees que sirva de algo, o sea prudente, mírala —apuntó la ventana—. ¿Cómo podemos estar seguros de que eso no la hundirá más?
—Mikael…
—Se supone que él debía protegerla de todo no entregarla a los rebeldes apenas dos meses después de su llegada.
Damián lo miró fijamente.
—Creo que debería saberlo ahora para que más adelante no tuviera sorpresas desagradables. Sabes que lo sabrá de alguna u otra manera —Mikael cerró los ojos un segundo—, si no lo sabe preguntará por él, y si lo sabe, hay que asegurarle que el recibirá su merecido.
Mikael no puso que decir, solo se apoyó en la pared y suspiró.
Si, Stefan recibiría su castigo, en un mes sería ejecutado. En cuatro semanas ya no serían tres asignados sino solo dos. Un médico y un guardia civil.
Suspiró, tenía que hablar con Stefan por última vez.
***
Mikael lo observo a través del cristal reforzado. Apenas unas horas había visto a Lucía y ahora tenía a Stefan delante de si, más delgado, más pálido, más ojeroso, incluso sus ojos azules estaban más vacíos. Mucho peor de lo que estaba la última que lo había visto, hacía semanas ya.
—¿Cómo está?
—¿Cómo crees tú que esta?, pasó semanas con un grupo de rebeldes. ¿Qué crees que le hicieron?, enseñarle un nuevo idioma.
Stefan se estremeció y se alejó de él, lo vio caminar de un lado a otro antes de regresar y pararse en frente.
—Tú sabes…
—No lo sé —le dijo enseguida —ni siquiera puedo entender realmente que te llevo a hacer algo así.
Él asintió.
—¿Crees que me dejen hablar con ella?
—Estás loco —no podía creer que quisiera eso— si sabe que tú la entregaste solo será un trauma nuevo para ella el verte, y si no lo sabes qué le dirás. ¿Vas a mentirle? ¿Cómo explicaras que estas en prisión y que en menos de un mes serás ejecutado?
Stefan cerró los ojos unos segundos.
—Sabes que no hay perdón para algo así.
—Lo sé.
—No importa los motivos que tuviste, la locura temporal por la que pasaste, en menos de cuatro semanas te ejecutaran y no hay nada que nosotros o ella, o cualquiera, pueda hacer.
—Lo merezco —le oyó murmurar —lo sé, solo que… —él suspiró —eso no quita que la ame.
Mikael hizo una mueca.
—Linda forma de amarla.
—No sabes lo que tenía en la cabeza en ese momento  —Mikael solo lo observó—, lo que te dicen. Estaba tan seguro de que era lo correcto, de que tenía el derecho a solo tenerla para mí, que no dude en llevármela.
Mikael apretó la mandíbula.
—Solo fue tu egoísmo, no tu amor por ella.
Stefan lo miró y asintió suavemente, pasó una mano por su cabello rubio oscuro antes de tragar y mirarlo casi con desesperación.
—Solo me gustaría pedirle perdón.
—Y a mí que nada de esto hubiera pasado, pero como vez, ninguno de los dos tendrá lo que desea.
Mikael se giró y él le dijo.
—Sé que Damián y tú la harán feliz—. Él cerró los ojos un segundo.
—Ni siquiera estoy seguro de que desee quedarse —lo miró por sobre su hombro —quizás… quizás quiera regresar a la tierra, a veces pienso que es lo mejor.
Con eso salió del lugar y luego del edificio. Caminó por una hora antes de sentarse.
Y que pasaba si ella quería irse? ¿Qué si ella prefería regresar a la tierra? Estaría en todo su derecho.
Mikael llevó una mano a su pecho y masajeo con fuerza. Le dolía, le dolía esa posibilidad, ya había sufrido lo suficiente con la desaparición y secuestro de Lucía, ahora solo deseaba estar con ella, nada más.
***
Una semana después.
Mikael y Damián observaron fijamente al médico que estaba tratando a Lucía, aunque él había querido hacerse cargo, el consejo le había prohibido hacerlo. Incluso no habían podido hablar con ella en todo ese tiempo.
—¿Como esta? —preguntó tenso Stefan.
El hombre los miró a ambos y tomó una carpeta de su escritorio.
—Cuando ingreso tenía moretones y algunos huesos fracturados —Mikael se estremeció enseguida, Damian soltó una grosería entre dientes—. Todas sus heridas físicas fueron curadas rápidamente, no tuvimos problema con eso.
Él observó a Stefan que se inclinó hacia el médico levemente.
—Ella fue… ella fue…—él no podía decirlo en voz alta. Mikael sabía cómo se sentía, pasaba lo mismo con él.
El médico dejo la carpeta aun lado.
—Deben entender que fue muy difícil para ella todo esto –Mikael solo lo observó mas tenso que antes –y de acuerdo con los exámenes y la declaración que ella hizo se confirmó que só –Mikael cerró los ojos y Damián se puso de pie –ella fue abusada una vez.
Mikael no miro a Damián, que se paseaba de un lado a otro, soltando groserías y maldiciones. El observó al hombre y pregunto.
—Hay alguna consecuencia de eso. Quien hizo esta la…
—No —dijo enseguida él y suspiró —no se produjo una concepción.
Damián se sentó a su lado luego de un minutos, se veía igual como se sentía el, miserable e impotente.
—Necesitamos hablar con ella –dijo el –verla.
Asintió de acuerdo.
—Su estado mental no es el mejor…
—Sabe que podemos ayudarle —dijo Mikael antes de que les prohibiera acercársele —demostrarle que esto no cambia en nada lo que sentimos por ella.
—Claro que no —solo Damián.
—Solo queremos estar a su lado, mostrarle que no todos aquí son como el hombre que él hizo eso o su ex asignado.
El medico los miro de ida y vuelta. Luego de unos segundos suspiro y se apoyó en su silla.
—Bien –dijo luego de un momento —les permitiré verla, pero si noto que esto solo empeora su situación no volverá a pasar hasta que yo lo crea prudente.
Ambos asintieron enseguida.
—Haremos todo lo que nos diga  —aseguró Damián —solo queremos ayudarla y darle nuestro cariño.
El hombre asintió y luego de hablar un par de minutos les dijo que al día siguiente podrían visitarla.
***
Cuando abrió la puerta de la habitación lucia estaba mirando por la ventana, fijamente, sus brazos estaban cruzados sobre su pecho. Su corazón se apretó al verla tan frágil y pequeña.
—Cariño —murmuró Damián a su lado y se acercó a ella despacio. Lucia lo miró y abrió mucho los ojos. A pesar de que el medico había dicho que no se acercaran demasiado hasta saber si estaba preparada su amigo llego a su lado para abrazarla enseguida. Suspiró cuando la vio devolverle el gesto.
—Pensé… pensé… —lloró ella —que ya no me querían.
Tanto el cómo Damián jadearon enseguida. Mikael se movió hacia el otro lado en la cama y se santo a su lado, Damián lo imitó.
—Jamás dejaremos de quererte —dijo yo —nunca lucia, pase lo que pase, eso no va a cambiar.
Ella lo miro a los ojos y luego observo su cuerpo.
—Allí… él… —jadeo —yo no pude evitarlo —susurró.
Ahora fue él quien la abrazó.
—Lo sabemos —le dijo con suavidad —por favor no pienses que eso hará que deje de quererte —se moví para levantar su rostro, limpio sus lágrimas con sus pulgares —eres y siempre serás la persona que más amo en la vida, mi mujer —se aseguró de que lo mirara a los ojos —y yo jamás dejare de ser tu asignado.
Ella miro a Damián quien asintió enseguida tenso, tenía la mandíbula apretada.
—Eso nunca va a cambiar —murmuró él y tocó su mejilla.
Damián llamó la atención de Lucía quien lo miró.
—No te iras cierto —él se tensó por completo al oírlo, era el mismo miedo que tenía el, que ella decidiera irse.
Lucia jadeo y se levantó un poco para tocarlo.
—No, quieren que me vaya.
—Claro que no —soltó Damián y l al mismo tiempo.
Ella se relajó, Mikael suspiro tranquilo y paso una mano por su cabello. Una preocupación menos, se dijo.
Un segundo después ella los miró de un a otro y luego la puerta.
—Stefan —ambos se tensaron —yo lo vi —Mikael miró a Damián un segundo—, yo sé que fue él.
Ella volvió a llorar por eso y solo la abrazó.
Fue luego de varios minutos que ella de calmo. Mikael estaba recostado a su lado con ella sobre su pecho, Damián estaba sentado al otro lado, en frente y acariciaba una de sus manos.
—No lo entiendo —susurró por fin lucia —¿por qué hizo eso?
—Nadie lo entenderá en verdad —dijo Damián molesto—lucia se estremeció y Mikael le mando una mirada molesta, él se tranquilizó —lo siento, eso solo que… —negó con su cabeza.
—¿Él no vendrá cierto? —preguntó ella.
Mikael suspiró.
—No, no la hará.
—Y tampoco se lo permitiríamos —Lucia asintió enseguida.
—No quiero… —ella guardo silencio.
—Qué, cariño —dijo Damián.
—No quiero verlo nunca —susurró.
—Y eso será así —dijo Mikael —jamás volveremos a verlo, ninguno de nosotros. Ni siquiera debemos hablar de el —se movió y ella lo miró –desde ahora solo Damián y yo somos tus asignados, nadie más.
Ella asintió suavemente y él se acercó para besarla, necesitaba tocarla de esa forma, demostrarle cuanto la amaba. Solo que luego de hacerlo la sintió estremecerse así que se alejó. Ella tragó nerviosa y observo a Damián un segundo.
—Yo… no puedo… no ahora…—estaba un poco más pálida.
Él negó con su cabeza enseguida.
—No te preocupes, podemos esperar hasta que estés bien, seguro de eso—. Damián asintió enseguida —por ahora solo concentrémonos en que salgas de aquí, con el tiempo se verá lo demás.
Ella cerró los ojos y se apoyó en su pecho, la abrazó.
Mikael observó un segundo a Damián, que observaba a lucia, cuando el levanto la vista y lo vio, asintió suavemente. Ambos esperarían por ella, no importaba cuanto, lo único que ahora quería era tenerla de regreso en su hogar, en su cama, lo demás se vería más adelante, solo cuando Lucia ya estuviera mejor.

1 comentario:

  1. Ya he empezado a leer la serie completa, realmente es un mundo muy original e interesante el que has creado. Con respecto a este relato, que mal lo que le ha pasado a Lucía y más porque fue uno de sus propios esposos.
    ¡Luego vuelvo a leer algo más por aquí, Saludos!

    ResponderEliminar