La fantasía de Leslie. Primera parte, Capitulo 1.

Primera Parte

Capitulo 1

Leslie peleó contra su captor apenas sintió que unos brazos la rodeaban. Intentó gritar pero había algo contra su boca que se lo impedía, algo que la estaba mareando muy rápido. Desesperada sintió como su cuerpo dejaba de responderle y que su cerebro comenzaba a apagarse. Lo último que vio fue a sus amigas, Jenna y Anais, igual que ella, retenidas y casi desmayadas.

Cuando despertó ella observó alrededor. Estaba en una habitación apenas iluminada con una lámpara de aceite. Se movió sobre la cama suavemente y llevó ambas manos a su cabeza, le dolía.

—Fue un sueño —murmuró. Solo un estúpido sueño. Ella justo en ese momento estaba en su departamento, sobre su cama. No en la selva buscando a una de sus amigas desaparecida. Ella no había sido atacada por un grupo de hombres y menos secuestrada. Claro que no.

Un tanto confundida se sentó y observó las paredes a su alrededor y luego la única puerta, que justo en ese segundo fue abierta. Leslie saltó fuera de la cama enseguida y dio un paso hacia atrás mientras un hombre ingresaba a la habitación.

El hombre de cabello oscuro poblado de canas le sonrió suavemente y con cierta frialdad.

—Leslie…

—¿Cómo sabes…

Él levantó una mano callándola. Leslie observó alrededor más nerviosa que antes, y no tan confundida. Ya sabía que esto no era nada bueno, y también sabía que debía salir de ese lugar. Pero sobre todo, sabía que no había sido un sueño.

—Sé quién eres —él la miró a los ojos unos segundos—, sé todo sobre ti.

Ella se tensó y arrugó su frente.

—¿Quién eres tú?, ¿dónde están mis amigas?

—Tus amigas están bien, y lo seguirán estando mientras obedezcan mis reglas—. Él la apuntó con una mano —pero ahora lo que importa eres tú, y saber que voy a hacer contigo, niña.

Ella no dijo nada, solo observó unos segundos tras él, a lo que parecía ser un pasillo.

—No me sirves Leslie, no completamente de todas maneras—. Leslie se tensó y lo observó sin saber que decir. —Por eso mismo te voy a dar un consejo, no jodas mi paciencia, tus amiguitas ya lo han hecho, más de lo que deberían.

Lo observó a los ojos, y sin saber la razón aun así preguntó.

—¿Y eso qué se supone significa?

El hombre cerró los ojos y suspiró pesadamente, luego caminó hacia ella antes de estrellar su mano contra su rostro. Leslie cayó sobre la cama y jadeo por al dolor. Dejo de respirar cuando el hombre agarró su cabello con fuerza y alzó su cabeza. Su cuerpo se tensó enseguida pero se obligó a relajarse, sabía que no era buena idea pelear.

—Ya te lo dije, no me sirves niña, por eso mismo no hay nada que me impida matarte o peor—. Leslie observó su rostro sin decir nada. —Ahora, vas a obedecerme en todo sin decir absolutamente nada, ¿entiendes?

Asintió.

El hombre la liberó enseguida y ella se alejó lentamente, no lo perdió de vista.

—Alguien vendrá a verte y te dirá que debes hacer, no quiero oír reclamos por tu culpa.

Con eso él se giró y la dejo sola en ese lugar, con una simple lámpara encendida y la mejilla adolorida.

Leslie liberó el aire que había estado conteniendo y cerró los ojos. Con cuidado levantó una mano y se tocó la mejilla que estaba comenzando a hincharse. Cuando abrió sus ojos las lágrimas silenciosas rodaron por sus mejillas.

Cuantas veces había soportado que un hombre le hiciera eso, cuantas veces sollozo en silencio porque se había avergonzado de decirle a los demás y aceptar a si misma que era una mujer maltratada. Y ahora, luego de por fin dejar todo eso atrás, no podía creer que había vuelto a suceder.

No quería que volviera a suceder.

Leslie se sentó en la cama y luego se recostó. El dolor en su mejilla la hizo recordar tristes momentos de su vida. En los que creyó que todo estaría bien y no resulto ser así.

Unos segundos después pasó su mano por su mejilla y se puso de pie molesta.

Tenía que salir de allí, averiguar qué pasaba, dónde estaba y qué había pasado con sus amigas. Por ahora, era lo único en lo que deseaba pensar.