lunes, 25 de noviembre de 2013

El placer de Jenna, Tercera Parte, Capitulo 4.



Capitulo 4

Jenna tragó tensa y suspiró. Llevó sus manos a su cabello para arreglarlo por doceava vez y volvió a tomar aire. Luego, muy lentamente, giró el pomo de la puerta e ingresó a la habitación.
Se detuvo al ver a Fabián en la cama. Durmiendo tranquilamente.
Luego de cerrar con seguro la puerta, no quería que los interrumpieran, llegó cerca de él y lo observó.
Fabián estaba recostado de frente, con la sábana enredada entre sus piernas. Solo llevaba puesto un simple calzoncillo negro. Suspiró al verlo y decidió dejarse llevar.
Quería esto, lo ansiaba, y no había nadie mejor para esa primera vez que Fabián. No Hugo, porque probablemente en la mañana lo soltaría a los cuatro vientos. No Sebastián, él no simplemente porque le intimidaba demasiado.
Jenna se quitó su bata de levantar y llegó al lado de Fabián. De repente él levantó la cabeza enseguida, como si hubiera estado despierto y esperándola.
Él la observó fijamente unos segundos sin decir nada.

Jenna comenzó a ponerse nerviosa.
—Dime que no es otro sueño —le oyó murmurar con voz ronca.
Se estremeció, nunca lo había oído así.
—¿Has soñado conmigo? —él abrió la boca suavemente un segundo y luego asintió.
—Más de las que me gustaría.
Él se movió en la cama, recostándose de espalda. Jenna subió a su lado y ya más relajada se sentó a horcajadas sobre su vientre. Ambos jadearon cuando sintieron el roce de piel contra piel.
—Dime que has soñado —murmuró Jenna. Él negó y alzó una ceja.
—No quiero hablar esta noche, cualquier otra, menos hoy.
Ella asintió y se acercó a su rostro para besarlo. Solo que antes de tocarlo Fabián afirmó su rostro y la observó con intensidad.
—Fabián —susurró.
Él sonrió suavemente.
—No sabes lo hermosa que eres —Jenna tomó aire con fuerza al oírlo y luego gimió.
Agarró su cabello y lo besó por fin.
Ambos gimieron.
No podía ser cierto, pensó Jenna, no debería sentirse así de bien, así de correcto. No debería querer tenerlo ya dentro de su cuerpo, extrañarlo. Pero lo hacía, con fuerza. Por esa razón, casi con desesperación, se alejó de él y se quitó su ropa interior.
Fabián se mordió el labio al verla y la volteó para ponerla bajo su cuerpo, Jenna jadeó cuando él tomó en la cavidad de su boca uno de sus pezones. Gimió al sentir su lengua contra su piel sensible y lo llamó entre un gemido y jadeo cuando él continuó más abajo.
—Dios —gimió al sentir su lengua en su entrada.
Fabián fue directo a matar, no le dio tiempo a nada, solo la devoró y con tal intensidad que si seguía así se correría enseguida.
Lo escuchó gemir contra su piel y sintió sus dedos invadiendo su cuerpo lentamente.
—No —jadeo, él se detuvo enseguida y lo miró.
Había una suave capa de sudor en su frente mientras mantenía la mandíbula apretada. Al verlo Jenna supo que él se estaba conteniendo, intentando ser amable.
—Te quiero a ti, ahora —él solo la observó un segundo antes de arrodillarse en la cama y quitarse lo poco de ropa que usaba.
Jenna gimió al verlo, tan listo y dispuesto para ella. Se deleitó con su piel morena, con los músculos de su cuerpo, tensos y elegantes. Volvió a observar su sexo y lo deseó en su boca pero sobre todo lo quería dentro de sí.
Fabián tomó sus piernas y las separó más para él. Se inclinó hacia ella y se guio con una mano dentro de su cuerpo. Jenna gimió al sentirlo y él gruñó.
Él siguió empujando hasta que ya no pudo más, luego, se acomodó sobre ella y afirmó su rostro con una mano.
—No puedo creer… —él jadeó al sentirla mover sus caderas —que esto esté pasando.
—Y yo no puedo creer que no te muevas —él sonrió un segundo antes de hacerlo.
Jenna tomó aire.
—¿Quieres esto? —asintió —¿Por qué?
Jenna parpadeo al oírlo, ¿en verdad se lo estaba preguntando?
—Dímelo —jadeo él y comenzó a moverse, más profundo y rápido. Ella volvió a gemir.
¿Por qué deseaba saber algo así? ¿Por qué tenía que hacerle preguntas cuando por fin lo tenía dentro de su cuerpo?
—Jenna —gruño él y abrió los ojos. Ni siquiera se había dado cuenta de que los había cerrado —dímelo. ¿Por qué ahora? ¿Por qué yo?
Ella se quejó.
—No lo sé —soltó al fin —pero solo lo quiero, a ti, te necesito —él empujó con más fuerza y ella se estremeció —Fabián —susurró y lo besó.
Fabián gimió contra sus labios y continuó moviéndose. De repente él agarró sus manos y las puso sobre su cabeza.
—¿Qué? —murmuró y se quejó cuando él volvió a tomar uno de su pezones.
Fabián chupó y mordió, acarició son su lengua y repitió el procedimiento con el otro, y cuando movió su cadera de tal forma que aplasto su tenso nudo, Jenna se corrió. Con fuerza, gimiendo y quejándose como nunca lo había hecho.
Su cuerpo se estremeció y apenas fue consiente de como Fabián también se corría y se estremecía sobre ella.
Luego de un minuto suspiró y abrió los ojos. Fabián seguía sobre ella y dentro de su cuerpo, con el rostro oculto contra su cuello, respirando suavemente.
Sonrió un poco y luego suspiró.
Si, había sido mejor de lo que esperaba.
—Un minuto —murmuró él.
—¿Mm? —preguntó confundida.
—Solo dame un minuto y lo volveremos a hacer —lo miró sorprendida.
—Mientes —le dijo.
Ningún hombre podía estar listo para hacerlo de nuevo luego de solo unos minutos.
Él mordió su cuello suavemente y la miro, se veía divertido.
—¿Quieres apostar algo? —Jenna entrecerró los ojos —¿qué, no te atreves?
Sonrió.
—Algo me dice que no —él se rio suavemente.
—No, perderías, te lo aseguro.
Jenna jadeó cuando él los giró y la hizo sentarse sobre él. Se mordió el labio inferior al verlo. El cabello de Fabián estaba levemente pegado a su rostro por el sudor. Ella pasó sus dedos por él y removió su siempre mechón rebelde, ese que tendía a escapar de su ordenado cabello y le recordaba un poco a superman.
Fabián agarró su mano y mordió su palma suavemente, luego la acaricio con su lengua. Jenna sonrió y acarició su vientre mientras él se entretenía con sus dedos. Cuando llegó a su sexo gimió, el hombre ya estaba listo para otra ronda.
—Muéstrame —murmuró él, observó sus ojos verdes más oscuros y necesitados —quiero ver cómo te gusta.
Ella gimió y lo guio dentro de su cuerpo enseguida. Suspiró un poco al sentirlo y se movió suavemente. Fabián gimió y llevó sus manos a su cadera, la dejo hacer.
Jenna apoyó sus manos a ambos lados de la cara de Fabián, lo cabalgó lentamente, llevándolo dentro de su cuerpo profundamente. Observó el rostro del hombre bajo ella, de cómo abría la boca para jadear y gemir. Sintió sus manos en su trasero, apretando y acariciando, y luego su boca sobre la suya.
Fabián la besó con intensidad, la exploró con su lengua y chupo la suya, luego se alejó y arqueo sus caderas contra ella. Lo observó maravillada cerrar los ojos e inclinar su rostro hacia atrás, mostrándole su cuello. Ella beso su mentón y mordió su piel. Volvió a hacerlo cuando él se estremeció y sonrió un poco al descubrir cómo le gustaba.
—Jenna —gimió él y la empujo más rápido contra su cadera, ella gimió y se sentó para seguir su velocidad, para disfrutar mejor del empuje casi desesperado de Fabián. Y cuando se corrió, él la siguió enseguida.

Ambos gimieron y se estremecieron, alcanzando su liberación.

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