Capitulo 4
Jenna tragó tensa y suspiró. Llevó sus manos a su
cabello para arreglarlo por doceava vez y volvió a tomar aire. Luego, muy
lentamente, giró el pomo de la puerta e ingresó a la habitación.
Se detuvo al ver a Fabián en la cama. Durmiendo
tranquilamente.
Luego de cerrar con seguro la puerta, no quería que
los interrumpieran, llegó cerca de él y lo observó.
Fabián estaba recostado de frente, con la sábana
enredada entre sus piernas. Solo llevaba puesto un simple calzoncillo negro.
Suspiró al verlo y decidió dejarse llevar.
Quería esto, lo ansiaba, y no había nadie mejor para
esa primera vez que Fabián. No Hugo, porque probablemente en la mañana lo
soltaría a los cuatro vientos. No Sebastián, él no simplemente porque le
intimidaba demasiado.
Jenna se quitó su bata de levantar y llegó al lado de
Fabián. De repente él levantó la cabeza enseguida, como si hubiera estado
despierto y esperándola.
Él la observó fijamente unos segundos sin decir nada.
Jenna comenzó a ponerse nerviosa.
—Dime que no es otro sueño —le oyó murmurar con voz
ronca.
Se estremeció, nunca lo había oído así.
—¿Has soñado conmigo? —él abrió la boca suavemente un
segundo y luego asintió.
—Más de las que me gustaría.
Él se movió en la cama, recostándose de espalda. Jenna
subió a su lado y ya más relajada se sentó a horcajadas sobre su vientre. Ambos
jadearon cuando sintieron el roce de piel contra piel.
—Dime que has soñado —murmuró Jenna. Él negó y alzó
una ceja.
—No quiero hablar esta noche, cualquier otra, menos
hoy.
Ella asintió y se acercó a su rostro para besarlo.
Solo que antes de tocarlo Fabián afirmó su rostro y la observó con intensidad.
—Fabián —susurró.
Él sonrió suavemente.
—No sabes lo hermosa que eres —Jenna tomó aire con
fuerza al oírlo y luego gimió.
Agarró su cabello y lo besó por fin.
Ambos gimieron.
No podía ser cierto, pensó Jenna, no debería sentirse
así de bien, así de correcto. No debería querer tenerlo ya dentro de su cuerpo,
extrañarlo. Pero lo hacía, con fuerza. Por esa razón, casi con desesperación,
se alejó de él y se quitó su ropa interior.
Fabián se mordió el labio al verla y la volteó para
ponerla bajo su cuerpo, Jenna jadeó cuando él tomó en la cavidad de su boca uno
de sus pezones. Gimió al sentir su lengua contra su piel sensible y lo llamó
entre un gemido y jadeo cuando él continuó más abajo.
—Dios —gimió al sentir su lengua en su entrada.
Fabián fue directo a matar, no le dio tiempo a nada,
solo la devoró y con tal intensidad que si seguía así se correría enseguida.
Lo escuchó gemir contra su piel y sintió sus dedos
invadiendo su cuerpo lentamente.
—No —jadeo, él se detuvo enseguida y lo miró.
Había una suave capa de sudor en su frente mientras
mantenía la mandíbula apretada. Al verlo Jenna supo que él se estaba
conteniendo, intentando ser amable.
—Te quiero a ti, ahora —él solo la observó un segundo
antes de arrodillarse en la cama y quitarse lo poco de ropa que usaba.
Jenna gimió al verlo, tan listo y dispuesto para ella.
Se deleitó con su piel morena, con los músculos de su cuerpo, tensos y
elegantes. Volvió a observar su sexo y lo deseó en su boca pero sobre todo lo
quería dentro de sí.
Fabián tomó sus piernas y las separó más para él. Se
inclinó hacia ella y se guio con una mano dentro de su cuerpo. Jenna gimió al
sentirlo y él gruñó.
Él siguió empujando hasta que ya no pudo más, luego,
se acomodó sobre ella y afirmó su rostro con una mano.
—No puedo creer… —él jadeó al sentirla mover sus
caderas —que esto esté pasando.
—Y yo no puedo creer que no te muevas —él sonrió un
segundo antes de hacerlo.
Jenna tomó aire.
—¿Quieres esto? —asintió —¿Por qué?
Jenna parpadeo al oírlo, ¿en verdad se lo estaba
preguntando?
—Dímelo —jadeo él y comenzó a moverse, más profundo y
rápido. Ella volvió a gemir.
¿Por qué deseaba saber algo así? ¿Por qué tenía que
hacerle preguntas cuando por fin lo tenía dentro de su cuerpo?
—Jenna —gruño él y abrió los ojos. Ni siquiera se
había dado cuenta de que los había cerrado —dímelo. ¿Por qué ahora? ¿Por qué
yo?
Ella se quejó.
—No lo sé —soltó al fin —pero solo lo quiero, a ti, te
necesito —él empujó con más fuerza y ella se estremeció —Fabián —susurró y lo
besó.
Fabián gimió contra sus labios y continuó moviéndose.
De repente él agarró sus manos y las puso sobre su cabeza.
—¿Qué? —murmuró y se quejó cuando él volvió a tomar
uno de su pezones.
Fabián chupó y mordió, acarició son su lengua y
repitió el procedimiento con el otro, y cuando movió su cadera de tal forma que
aplasto su tenso nudo, Jenna se corrió. Con fuerza, gimiendo y quejándose como
nunca lo había hecho.
Su cuerpo se estremeció y apenas fue consiente de como
Fabián también se corría y se estremecía sobre ella.
Luego de un minuto suspiró y abrió los ojos. Fabián
seguía sobre ella y dentro de su cuerpo, con el rostro oculto contra su cuello,
respirando suavemente.
Sonrió un poco y luego suspiró.
Si, había sido mejor de lo que esperaba.
—Un minuto —murmuró él.
—¿Mm? —preguntó confundida.
—Solo dame un minuto y lo volveremos a hacer —lo miró
sorprendida.
—Mientes —le dijo.
Ningún hombre podía estar listo para hacerlo de nuevo
luego de solo unos minutos.
Él mordió su cuello suavemente y la miro, se veía
divertido.
—¿Quieres apostar algo? —Jenna entrecerró los ojos
—¿qué, no te atreves?
Sonrió.
—Algo me dice que no —él se rio suavemente.
—No, perderías, te lo aseguro.
Jenna jadeó cuando él los giró y la hizo sentarse
sobre él. Se mordió el labio inferior al verlo. El cabello de Fabián estaba
levemente pegado a su rostro por el sudor. Ella pasó sus dedos por él y removió
su siempre mechón rebelde, ese que tendía a escapar de su ordenado cabello y le
recordaba un poco a superman.
Fabián agarró su mano y mordió su palma suavemente,
luego la acaricio con su lengua. Jenna sonrió y acarició su vientre mientras él
se entretenía con sus dedos. Cuando llegó a su sexo gimió, el hombre ya estaba
listo para otra ronda.
—Muéstrame —murmuró él, observó sus ojos verdes más
oscuros y necesitados —quiero ver cómo te gusta.
Ella gimió y lo guio dentro de su cuerpo enseguida.
Suspiró un poco al sentirlo y se movió suavemente. Fabián gimió y llevó sus
manos a su cadera, la dejo hacer.
Jenna apoyó sus manos a ambos lados de la cara de
Fabián, lo cabalgó lentamente, llevándolo dentro de su cuerpo profundamente.
Observó el rostro del hombre bajo ella, de cómo abría la boca para jadear y
gemir. Sintió sus manos en su trasero, apretando y acariciando, y luego su boca
sobre la suya.
Fabián la besó con intensidad, la exploró con su
lengua y chupo la suya, luego se alejó y arqueo sus caderas contra ella. Lo
observó maravillada cerrar los ojos e inclinar su rostro hacia atrás,
mostrándole su cuello. Ella beso su mentón y mordió su piel. Volvió a hacerlo
cuando él se estremeció y sonrió un poco al descubrir cómo le gustaba.
—Jenna —gimió él y la empujo más rápido contra su
cadera, ella gimió y se sentó para seguir su velocidad, para disfrutar mejor
del empuje casi desesperado de Fabián. Y cuando se corrió, él la siguió
enseguida.
Ambos gimieron y se estremecieron, alcanzando su
liberación.
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