miércoles, 29 de enero de 2014

Alec - Relatos cortos, Serie nuevo Edén.




Alec

Alec observó a su mujer sentada tras su escritorio y sonrió, se veía muy concentrada leyendo un libro, o eso pensó él hasta que ella lo miró.
Bárbara le sonrió al verlo y le devolvió el gesto. Se acercó a ella y se apoyó en su escritorio.
—¿Dormirás conmigo?—le preguntó suavemente, la deseaba, como siempre pero más esta noche.
—Me gustaría—murmuró ella y sonrió suavemente.
Bárbara cerró el libro y se puso de pie.
Cuando llegaron a su habitación ella comenzó a desvestirse y la observó.
Sin pensarlo mucho llegó a ella y la apoyó en la pared. Bárbara jadeo al sentirlo y movió sus caderas contra ella, aplastando su erección contra su trasero.
—Alec—jadeo ella y beso su cuello.
—¿Qué?—gimió contra ella, la escucho gemir y sonrió.
—Quiero verte—se tensó un segundo, luego siguió moviéndose contra ella.
—Luego—susurró y levantó su vestido vaporoso, acaricio su trasero.
Cuando sintió un golpe de molestia en vez de pasión se detuvo, Bárbara estaba tensa contra él, tensa y callada.
—¿Qué pasa?—le preguntó enseguida. Se alejó de ella y la giró.
Bárbara no lo miro a él, sino un punto a su lado. Toco su rostro con cuidado y la hizo mirarlo.
—¿Qué pasa?—insistió—creí que querías dormir conmigo.
Quizás no era así, quizás ella había deseado estar con otro y él había arruinado sus planes.
—Cariño, si deseabas estar con ot…—Bárbara lo miró enseguida y se calló.
—Pensé que querías pasar la noche conmigo.
Suspiró.
—No parece que quieras eso—murmuró.

Ella lo observó y se alejó, la vio caminar unos segundos antes de sentarse en la cama. Caminó hasta ella y se arrodilló enfrente, Bárbara separo sus piernas y él se acercó aún más.
—¿Por qué…—la vio dudar—¿por qué siempre me tomas por detrás?—se congeló.
En ese momento pensó en todas las veces que habían estado juntos, y no hubo ni una sola donde estuvieran frente a frente. Siempre la había tomado por detrás, apoyada en la cama, sobre la mesa, contra la pared, pero siempre estando detrás de ella. Arrugó su frente al darse cuenta de eso.
—Alec—lo llamó ella.
Al verla se sintió como un estúpido, se puso de pie y se alejó.
¿Por qué siempre la tomaba de esa manera? Porque le gustaba, porque se sentía bien teniendo ese control, el de poder inclinarla contra una mesa y entrar en su cuerpo tanto como quisiera, porque se sentía malditamente bien afirmarla y enterrarse en ella. Porque él no hacia el amor, el follaba.
Dejo de caminar y la observo, Bárbara esperaba aun sentada en la cama, también lo observaba intensamente.
¿Pero podía decirle eso?, no podía decirle que a él le gustaba follarla, ¿o sí?.
Sabía que su trato hasta ahora la había molestado, lo sentía y aunque no pudiera hacerlo era obvio que ninguna mujer soportaría eso por mucho tiempo. Además, quizás si le decía ella se molestaría y le pediría algo que no le nacía. La amaba, con todo su corazón, pero él no hacia el amor, nunca.
Probó con otro método.
—No te gusta cuando estamos juntos.
—No cuando me tratas como una puta.
Se congelo al oírla. Puta, pensó.
—Yo nunca…—negó enseguida y se acercó a ella, se agacho en frente—jamás te he tratado de esa forma.
Ella arrugó su frente y después suspiró.
—Lo siento—le dijo—tienes razón, nunca me has tratado de esa forma, no sé porque dije algo como eso.
Bárbara suspiro, miro alrededor un segundo y luego a él. Cuando tocó su rostro con ambas manos le sonrió suavemente.
—Olvida lo que dije.
—¿Qué…—ella no lo dejo terminar, lo beso enseguida y se movió más cerca de él.
Bárbara lo beso y se olvidó por un segundo del motivo por el cual se habían detenido. Cuando fue capaz de recordarlo ella se había alejado de él. La observo moverse por la cama y llegar al centro.
—Bárbara—la llamó.
—Te necesito—le dijo ella y la vio ponerse sobre sus manos y rodillas.
Gimió al verla en esa postura y más cuando ella levanto su vestido mostrándole su trasero.
—Alec—lo llamo suavemente.
Como sintió pasión y deseo por parte de ella se subió a la cama y llego a su lado. Movió una de sus manos por sus muslos, hasta su ropa interior. La tocó con dos dedos de arriba a abajo repetidas veces, sonrió al escucharla gemir.
Alec observo como la tela de las bragas se humedecía y pensó que solo tenía que abrirse el cierre del pantalón, mover la frágil tela a un lado y enterrarse en ella, y deseaba tanto eso, solo enterrarse en ella.
Cuando la idea lo golpeo se congelo. Lo único que hacía era enterrarse en ella, tomarla y nada más. Alec se sentó sobre sus tobillos y la miró.
Como una puta, repitió en su cabeza.
—Alec—lo llamó, la miró a la cara y observó sus ojos color ámbar. Levanto su mano y acaricio el contorno de su rostro.
Como no había notado la forma en la que la trataba.
Arrugó su frente y se alejó de ella, se paró a un metro de la cama sin saber que decir, sin saber como sentirse.
La vio acercarse y mirarlo preocupada.
—Hey, ¿Qué pasa?
Negó y se alejó un poco.
—Solo…—llevo una de sus manos a su rostro—necesito pensar—le dijo suavemente.
Ella alzo ambas cejas y dio un paso atrás, miro alrededor.
—Si es lo que quieres—le oyó murmurar.
Asintió suavemente y la vio caminar hacia la puerta. Luego de que ella salió de su habitación se sentó en la cama y se dejó caer de espaldas, cubrió sus ojos un brazo.
—Follarla—murmuro.
Lo único que hacía era follarla. Era cariñoso con ella fuera de la cama pero dentro de ella, solo… la follaba. Se supone que él debía cuidarla, tratarla con todo el respeto del mundo, amarla, pero que es lo que él hacía, ponerse detrás de ella, levantarle el vestido y follarla.
Gimió y se sentó. Cuan idiota podía ser un hombre. ¿Cuánto daño habría hecho? Bárbara debía de haber pensado en esto para preguntarle. ¿Qué pensaría de él ahora?
Paso cerca de 10 minutos sentado en el mismo lugar, fue en ese momento cuando noto tristeza y no suya.
—Bárbara—murmuro.
Salió de su habitación y se concentró en ella, cuando llego a la sala observo que Altaír y Garrett hablaban entre si suavemente. Lo miraron. Garrett suspiro.
—Si la estás buscando está en la piscina—él asintió y camino hacia ella.
Doblo el pasillo y se detuvo justo a tiempo para no chocar con Isaac. Él observo que venía de la piscina.
—Tú debes saber que le pasa—Alec suspiro y asintió.
—Sí, lo más probable es que sea el culpable.
—Mm—dijo él—le pregunte pero sabes como es, cuando tiene un problema con uno de nosotros no lo habla con los demás.
Alec sonrió un poco.
—Lo sé, es una irritante costumbre que tiene pero solo cuando el problema es con otro—Isaac asintió un poco.
Se movió alrededor de él.
—Iré a hablar con ella.
—Suerte—le oyó decir a Isaac.
Cuando llegó cerca de la piscina se detuvo al ver a Bárbara en el agua. Ella nadaba hacia un lado de la piscina completamente concentrada. La conocía lo suficiente como para saber que ella solo nadaba cuando estaba molesta y deseaba estar sola o cuando deseaba que los demás no notaran sus emociones, era una de sus formas de decir que no deseaba la compañía de alguien.
Llego al borde de la piscina, justo al lugar donde ella llegaría y se agacho.
Cuando ella tocó con su mano el borde la vio tomar aire lista para dar otra vuelta, no la detuvo, simplemente la dejo dar dos vueltas antes de que ella lo mirara.
—¿Y en qué pensaste?—le pregunto suavemente.
Ella se hundió en el agua y salió enseguida para peinar su cabello hacia atrás.
—En lo que me dijiste y en que tienes razón—ella arrugo su frente y luego negó.
—Lamento lo que dije, nunca me has tratado de esa manera.
Él se avergonzó y cerró los ojos un segundo.
—Pero si lo he hecho.
Bárbara lo miro fijamente y arrugo su frente, luego de negar la siguió con su vista hasta que ella salió de la piscina. De todas las veces que había estado en ese mismo lugar observándola nadar, ella nunca había usado traje de baño, y no es como si le molestara, pero ahora, observo su cuerpo cubierto por uno y arrugo su frente.
Ella llegó hasta las toallas y tomó una, se cubrió con ella antes de girar a verlo.
—Sentémonos ahí—dijo Alec, apunto unas sillas.
Ella llego a su lado y se sentó, él lo hizo en frente. Él suspiro antes de mirarla.
—Yo…—ella espero—tienes razón por molestarte, sé que no te he tratado como debería—ella arrugo su frente—solo…—él suspiro.
—He pensado…—dijo ella, la miro—que así es como eres tú, te gusta hacerlo de esa manera y eso está bien.
Ella se encogió de hombros y lo miro fijamente.
—Sí, me gusta—afirmo, se movió más cerca de ella y tomo sus manos, acaricio sus palmas lentamente.
No sabía cómo decirle que le pasaba, quería darle lo que pedía pero…como.
Bárbara alejo sus manos de él y toco su rostro, la observo con arrepentimiento.
—Yo…no se hacer el amor—ella abrió los ojos sorprendida.
—Yo nunca he dicho que no me hayas hecho el amor—él negó y cerró los ojos—Alec—lo llamo—¿me amas?—pregunto.
—Sí—dijo sin pensarlo—claro que sí.
—Entonces si me has hecho el amor, te lo aseguro.
—Pero yo solo…
—Recuerdas hace una semana, en la ducha de tu habitación—el asintió al recordar como se había bañado con ella, como le pidió que apoyara sus manos en las baldosas y se afirmara, recordó claramente como se enterró en su cuerpo, lenta y profundamente mientras la acariciaba, mientras le decía cuanto la amaba.
—Sí, lo recuerdo—murmuro, pero aun así la había tomado por detrás.
—Ves, si me has hecho el amor, lo que yo te pedí era ver tu rostro mientras tenemos relaciones, nada más—él arrugo su frente.
Pero si no le pedía eso, hacer el amor, que deseaba, solo verlo, ¿Por qué? quiso saber.
Ella sonrió y lo beso.
—Ven—se puso de pie, como no se movió sonrió a un mas—yo haré todo—alzo una ceja, ella se agacho y lo beso más intensamente—solo déjame hacer esto por ti, no te preocupes por nada.
El asintió y suspiro, por qué rayos se sentía asustado, solo iba a tener sexo, nada más, solo iba a dejar que su mujer hiciera lo que quisiera con él, eso no tenía nada de malo.
Su estómago se contrajo molesto y negó, sentía como si estuviera perdiendo algo importante.
Cuando llegaron a su habitación ella lo beso, lentamente, enterrando su lengua en el con parsimonia. Lo abrazo por el cuello y permanecieron besándose largo rato.
Luego de unos segundos él logro relajarse y dejarse llevar a la cama, cuando se acostó la miro alejarse un paso y quitarse la toalla, cuando quiso levantarse lo detuvo.
—No, solo quédate allí, no pienses en nada.
Volvió a recostarse y espero.
Bien, no era tan difícil, solo quedarse allí mismo, viendo cómo se desnudaba aunque lo único que el necesitada era quitarse ese traje de baño. Suspiro, no pensar en nada, se repitió.
Cuando ella termino de desnudarse llego a él y gateo sobre su cuerpo, observo su rostro.
—Parece que te van a torturar—sonrió al decirlo.
—Intento no pensar en nada—le dijo, observo su cuerpo desnudo—pero es difícil.
—Bien, solo concéntrate en lo que sientes y dímelo, si no te gusta haremos otra cosa—él asintió.
Bárbara beso su mentón, bajo por su cuello y llego a su pecho, ella acaricio sus pezones con sus dedos y sintió un estremecimiento pasar por su cuerpo. Cuando volvió a hacerlo apretó la mandíbula un poco, y evito decir algo.
Ella bajo por su vientre y se entretuvo allí, lamiendo, besando, mordiendo la piel. Alec sintió que su vientre se contraía con cada caricia, como si quisiera huir de ella pero al mismo tiempo no. Se preguntó si era así como ella se sentía cuando la acariciaban de esa forma, y deseo haberle hecho algo así a ella.
Cuando ella siguió bajando y depositando besos en su cadera, evitando a propósito su sexo medio erecto trago. Bárbara se movió por sus piernas hasta sus rodillas y comenzó a subir, más lentamente aun, volvió a evitar su sexo más despierto e interesado que hace unos segundos y se acomodó sobre su vientre. Alec llevo sus manos a sus muslos y toco su piel suavemente.
Ella se inclinó hacia él para besar su mentón, movió su rostro hasta encontrar su boca y la beso como quería.
—Tócame—susurro ella, la miro a los ojos—hazlo.
Él movió sus dedos por su cintura y llego a su cuello, tomo su rostro y la acerco a él para seguir besándola. Cerró los ojos mientras lo hacía y sintió sus manos cálidas y pequeñas también en su cuello. Ella lo acaricio como el a ella, haciendo círculos en su piel.
Alec mordió su labio inferior, ella lo imito haciéndolo con el suyo. Cuando bajo sus manos a sus pechos para acariciar sus tensas puntas, Bárbara lo imito para hacer lo mismo en el suyo. Como encontró agradable lo que hacía siguió probándola, acariciando su piel y sintiendo como ella lo imitaba. Tiro de sus pezones y los acaricio entre sus dedos, ella lo imito y se estremeció. Con una mano bajo por su vientre hasta su sexo, acaricio sus labios antes de enterrar suavemente un dedo en ella. Bárbara también llego a su polla ahora necesitada y lo acaricio con una mano, como pudo sentir la sonrisa en sus labios la penetro con dos dedos con más fuerza, ella jadeo y lo apretó con más energía.
—Dios—gimió ella alejándose un poco, aprovecho esto para besar su cuello.
Ella movió sus caderas contra sus manos, cabalgándolo suavemente y lo acaricio con dos manos. El observo su rostro mientras la tocaba, la expresión de placer que poseía, podía sentirla pero el verla aumentaba su deseo de ella. Saco sus dedos de su cuerpo y agarro su cintura, ahora deseaba estar dentro de ella.
Por un segundo pensó en empujarla fuera de él y ponerla de rodillas en la cama, se detuvo justo antes de hacerlo. Ella pareció darse cuenta de lo que deseaba, así que se levantó un poco y lo llevo dentro de su cuerpo.
Cuando estuvo completamente dentro de su cuerpo ella lo miro y sin decir nada comenzó a moverse, muy lentamente.
Se miraron a los ojos mientras ella lo montaba, Alec observo su cuerpo mientras se movía. Observo sus labios rojos, su pecho subir y bajar por su respiración acelerada, sus pechos balancearse con el movimiento. Bajo su vista a la unión de sus cuerpos y gimió al ver como desaparecía en su cuerpo. Sabía que le gustaba ver eso, pero hacerlo de esta forma también era algo fascinante.
Ella gimió y aumento su velocidad, se inclinó hacia él y lo beso. Alec la afirmo de la cintura y los giro con cuidado. Bárbara lo miro enseguida y el comenzó a moverse. Apoyo sus codos al lado a su cabeza y la observo.
Bárbara lo abrazo con sus piernas, ahondando su penetración y ambos gimieron. La beso suavemente y aumento su ritmo. Luego de unos segundos dejo de besarla y se movió por su mandíbula a su cuello, luego se levantó y la miro a la cara.
Jadeo por aire mientras ella dejaba de abrazarlo con sus piernas para usarlas de apoyo y empujar en contra. Bárbara toco su pecho y luego su cuello. Se miraron a los ojos mientras se movían.
—Alec—gimió ella. Empujo más rápido, estaba muy cerca de correrse pero, por primera vez, quería ver su cara cuando se corriera.
Movió una mano entro los dos y la toco. Se quedó quieto, pero sin dejar de acariciarla con sus dedos. Él observó su rostro sonrojado, sus ojos vidriosos, sus mejillas encendidas. Bárbara jadeo y gimió mientras se corría entorno a él. Ella cerró los ojos y dejo de respirar. Sus dedos apretaron su cuello unos segundos antes de que se relajara completamente.
Alec estuvo sobre ella, dentro de su cuerpo, varios segundos. Se había sorprendido en gran medida al verla correrse. Antes solo la había sentido, u observado cuando ella se corría con alguno de sus amigos, pero ahora, al ver claramente lo que él le producía, algo dentro de su cuerpo se había estremecido.
Ella abrió los ojos y lo miro, le sonrió suavemente y tocó su mentón con la punta de sus dedos.
—¿Dónde estás?—le pregunto, su voz sonó suave y dulce.
El beso la punta de sus dedos y movió su cadera profundamente. Ella gimió y sonrió suavemente.
—De nuevo—susurro contra sus labios. Tomo sus manos y entrelazo sus dedos con los suyos.
Alec observo a su mujer minutos después, observándolo y acariciando su pecho con unos dedos.
—Fue tan malo—le pregunto.
El soltó una carcajada y negó divertido. La abrazo.
—Sí, tan malo que quiero volver a hacer decenas de veces hasta que salga bien.
Ella sonrió abiertamente.
—Nunca pensé que sería perfecto la primera vez—también sonrió—vamos a requerir mucha práctica.
Alec la atrajo a su cara para besarla pero Bárbara se alejó, se puso de manos y rodillas en la cama y lo miro por sobre su hombro.
—Ahora, debemos hacer algo para pasar ese mal rato.
Alec se sorprendió al verla en esa posición, y más aún al notar que ella lo deseaba de esa forma. Por uno segundos había imaginado que pasaría mucho tiempo antes de poder volver a tomarla así, pero solo ella podía sorprenderlo de esa manera.
Mientras se posicionaba detrás de ella y la acariciaba suavemente se prometió jamás olvidar que la que tenía delante de si era su esposa, la mujer que amaba, la única que lograba sorprenderlo. Nunca más iba a olvidar lo que a ella le gustaba, juro que de ahora en adelante iba a estar siempre pendiente de que ambos disfrutaran de lo que hacían. No podía hacer menos.


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